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DE LA REVOLUCION OE
l~GLATERRt\ .
27!)
sus adicto : mas de una vez se qnejó ele
q11
alguno rumore proceden–
tes de Jlamptoncourt lo de acreditaban. lreton obre todo e incomodó
tanto al tener noticia de ello que qu ria romper Ja nego iaciones pue ·
n carácter odiaba el disimulo. Pero á pe ar de e
ó
continuaron,
y
a
i
fue
que la conducta de lo generales pareció confirmar las sospechas de Jo
oldado'. A. instancia de lo escocese ,
y
para dar alguna ati faccion al
pueblo pacifico, habían decidido las cámara que de nuevo se presentasen
al rey las propo.-iciones de ewcastle : los condes de Lauderdale
y
de
Lanerk , llegados poco ante de Hamptoncourt , le conjuraron de nuevo
á
que las aceptase
y
se uniese en fin
á
los pre biterianos, sincero. en el de–
seo de salvarle.
Inquietos·por ello Jreton
y
Cromwell, modificaron protesta y prome–
sa , aconsejándole que desechase las propo iciones, y que pidiera olo la
del ejército como base ma benigna de negociacion, empeñándo e ello en
ostener por todos medios su demanda. «Estamo resuelto , dijo Ireton,
á
cspurgar una
y
mas veces la cámara basta que e muestre propicia
á
V. M. ; por mi parte, antes de faltará lo prometido al re , me aliai:ia
con lo franceses, con los e
pañole~,
con lo reali ta , con cualquiera que
m p1·estase auxilio.» Cádo siguió el consejo de lo · gencrale ,
y
su re -
puesta escitó el mas violento debate en la cámara baja; indignados los
presbiterianos no querían mudar un ápice de sus proposiciones, y los en–
tusia tas
~!amaban
porque no se recibiesen ni presentasen otras. romwell
é Ireton in istieron como habían prometido para que se atuvie en
á
la vo–
luntad del rey y forma. en un tratado sobre la condicione ofrecida por
1
ejército; pa o e-traordinario , pero inútil, en razon de que se unieron
contra tal parecer los presbiterianos y los entusiastas.
E te pa o contribuyó á dar un aspecto amenazador
á
la desconfianza
y
al encono de los soldados·; en todos los campamentos se formaban reu–
niones tumultuo. as
ó
secretas; do quier
r~sonaban
las palabras de
ambi–
cion, traicion
é
hipocresía,
unida.- al uombre de Cromwell ; el odio co–
mentaba los dichos que se escapaban
á
la ligereza de su lenguaje; al ha–
blar ele la necesidad de poner un término á la persecucion de lo caballeros
babia dicho :
et
A.hora que está el rey en mi poder, tengo el parlamento
en el bolsillo; l>
y
otro día : «Puesto que Holli y tapleton han ejercido
tanta autoridad, no sé porque no he de poder gobernar tambien como ellos
el reino.,> A. él
fin~lmente
y
á
su intrigas se debía el que Lilbu rnc per–
maneciera todavía preso. Esle le denunció formalmente á los promovedo–
re", enumeranrlo tpdo lo empleo de que él lo .uyo se habían apo-