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DE L REVOL ClO DE lNGL TEl\R .
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vcia amenazado de perderlo todo, si en efecto llegaban
á
alzarse contra
él, el 'rey y los presbiteriano .
De todo echó mano para librar e·de tamaño riesgo. impulso, de su
primer arrebato hubiera querido atacar á .los e coceses y apoderarse del
rey
á
viva fuerza; pero,
á
pesar de sus ventajas en las nuevas elecciones,
estaba obligado á gobernarse con mas prudencia. Era e'f'.id nte su mino–
ria en la cámara alta , y no poseía en la baja mas que un ascendiente
precario, debido á la inesperiencia de los miembros nuevamente elegidos,
mas bien que
á
sus sentimientos. Puso en juego otros medios osados,
artificiosos y secretos, trató de injuriar á los e coceses, é.irritar contra
ellos al pueblo , con la esperanza de un rompimiento : unas veces eran
detenidos é interceptados su partes
á
las misma puertas de Lóndres
por subalterno , contra los que pedían en ano justicia; otra Hes-aban
contra ellos peticiones de los condados del orle, contando sus exaccio–
nes, su desórdenes, y lo que por. su causa tenia que sufrir el pals. El
Alderman Foot fue el único que por el contrario presentó una en favor
de aquellos en nombre de Ja capital,
y
pidió al mismo tiempo la repre-
ion de los nuevo sectarios, móviles de los desórdene · en la iglesia y en
el Estado : los lores dieron por ello las gracias
á
la municipalidad ; pero
la otra. cámara se dignó apenas contestar conci a y secamente.
' Existían todavía alguno regimientos, últimos restos del ejército de
Essex, en que dominaban los sentimientos presbiterianos, entre ellos ana.
brigada acantonada en Wiltshire, al mando del mayor general Massey,
valiente defensor de Gloce ter : poco se tardó en dar contra ella tod
género de quejas, y en obtener su licenciamiento. En las cámaras y en
los periódicos, en Jos lugares públicos y en el ejército, lo independientes
hablaban de los escoceses con insulto, quejándose de su codicia, burlán–
dose de su economia, minando con éxito las prevenciones nacionales yla
desconfianzas populare , y aprovechando toda coyuntura para escitar
contra ello el desprecio
y
el odio. Por último la cámara baja votó que ya
no tenian necesidad del ejército escocés, y que entregándole 100,000
li–
bras esterlinas y pidiéndole cuenta por lo restante,
~e
le rogase que vol–
viera á u país.
Este pa o no produjo el efecto que se deseaba. Los escoceses lo es–
cucharon todo con la mayor indiferencia; pero sn conducta fue trivial
y
vacflante,
y
e Lo es lo que convenia á sus enemigo . Grandemente emba–
razosa era la siluacion de los jefes dispuestos á servir al rey. Jncurabl
oste de su doblez, porque
á
nada se creía obligado
respeto.deunos súb-