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HI TORI

libertino, ha ta que incomodado el rey le mandó retirarse. No ran me–

nos vivas las in tancias de parte de lo pre biterianos; mucha ciudade

de Escocia, entre otra Edimburgo dirigieron al rey ami tosas peti io–

nes: ha ta la capital hubiera becho otro tanto sino se lo hubie e impedi

do una prohibicion formal de la cámara baja. Unióse en fin la amenaza

á

la súplica; Ja a amblea general de la igl ia e coce a pidió que en

ningun caso pudiese el rey entrar en Escocia in u consentimiento al

pacto , y en una audiencia olemne l cancill r lord Lo\ den le declaró

en pre encía de los comi ionados e cocese que i in istia en su negativa

se le negaría en efecto la ntrada en E. cocía , tal ez seria depuesto

en Inglal rra para instituir otro gobierno.

ada pudo vencer el orgullo del rey' ni u e rúpulo r ligio o ' ni

la secretas e paranza

á

que daban pábulo alguno amig

rédulo

é

intrigante . De pues de haber retardado de dia en dia u re Iuesla, por

último, 1

1.

0

de ago to llamó ante

í

á

lo comí ionado

1

le ntr gó

un meo aje e crito, en el que in de echar ab olutamente u propo icio–

ne , pedia de nuevo que se le admitie e n Lóndre para lr lar en p r–

<:ona on l parlamento.

Lo independiente no pudieron contener su alegria. A la vuelta do

los omi ionado e propu o egun o turnbre otarle la gracia .

<t

1

rey e d ben dar, e clamó un mi mbro.-¿ Qué va

á

ser de no olr

ahora que ha de echado nue tra propo i.cione ? preguntaba lleoo d zo–

zobra un pre bitarían .-¿ Qué hubiera sido de no otro si la hubie e

aceptado ?» r ·pondió un independiente. Llegó

á

po o un meo aj de

lo comí ionado . coce , ofreciendo entr gar todas 1 plaza qu cu–

paban, y retirar de Inglaterra u ej rcito. Lo l re ot.aron que u

hermano de E ocia habían merecido bien del r ino; no a i lo diputados

l pu blo pero decretaron que probibian hablar mal ni imprimir nada

contra lo seo e e . Momentán amente par

i

que lo do partido ,

xa parado uno animado otro con la n gati a del re , solo trataban

de arreglar de mancomua u int r e .

Pero la tr gua de la prudencia ó del de pecho on effmera entre

pa iones encontrada . La retirada de lo e coce e daba márgen á do

uestione :

1.

n

¿cóm e les pagarían lo atra o que le eran d bido , y

que ha ia lanlo ti mp re lamaban? 2.

a

¿qui n di p ndria de la per–

sona del re ? no bi n e habló de slo cuando io artido vol ieron

á

encr par e nu vamente.

Tocant

á

la prim ra , btuvicron

ilment venlaja 1 r bit -