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UE LA ltE\'OL CION UE INGLATERIU.

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ra, mandó

á

Ricanlo Willis que le iguie e : c1No, señor, dijo este; he

recibido una injuria

públic~,

y espel'o una reparacion tambien pública.))

e ta negativa, fuera de

i

árlo' e precipitó hácia ellos, y trémulo de

cólera, con voz terl'ible

.y

ge to amenazador les dijo : c1

alid , salid, y

no parezcais nunca mas á mi pre eu ·ia.

n

Turbados

á

su vez los caballe–

ro , alieron precipitadamente, volvieron

á

ca .ª del gobernador . aban–

donaron la ciudad en número ele do cientos.

Toda la guarnicion lo habitantes acudieron para ofrecer al rey la

e·pre ion de su l'e peto y con tan te adhe ion. Por la noche, lo descon–

tento le hicieron pedi1· pasaporte , rogándole que tuvie e

á

bien no con-

iderarlos como rebeldes : c1No los bautizaré hoy día, dijo el rey; tocante.

á

lo pa aportes, dénsele cuanto pidan.

l>

Estaba aun conmoviclo, cuando

le llegó la noticia de qu lord Digby babia sido balido en herbume,

que us caballero e habían di persado y que ha

la

se ignoraba el

paradero de aquel jefe. En con ecuencia, hácia el Jorte no quedaban

'c.L

oldados ni esperanzas. La misma plaza de Jewark dejaba de ser

un punto seguro, pue las tropas enemigas de Poyntz se acercaban, ocu–

paban suce ivamente las plazas cercanas, estrechaban cada día mas el

irculo,

y

empezaba

á

ser proLlemático que el rey pudiera escapar-e.

El 5 de noviembre, á las once de la noche, se reunieron en la plaza del

mercado uno 00 cabaÍlos, resto de muchos regimientos : presentó e

el rey, tomó el mando de un escuadran, y salió con direccion á Oxford .

Estaban prevenidas dos pequeñas guarniciones á su trán 1to; aminó de

día y de noche, huyendo ya de un cuerpo ó bien alejándose de una plaza

enemiga; se creyó salvado al entrar en Oxford por encontrar allí su.

con ·ejo, su córte, sus hábitos favorito ,

y

algun descanso.

o tardó en alcanzarle la de gracia. .fientras anduvo errante de

andado en condado y de ciudad en ciudad, Fairfax Cromwell conti-

nuaron us glorio as e pediciones en el Oeste. En menos de cinco meses

ca eron en u po er quince plazas importantes. Conceclian honoríficas

condicione á toda guarnicion que se les mostraba sumisa,

y

daban in–

mediamente el asalto cuandó respondia alguna con altivez. o dejaron

de cau arles bastante inquietud los asociados , puesto que despues de

haber probado con ellos la dulzura, tuvo al cabo Cromwell que valerse

de las armas. Atacóles con actividad

y

de traza, ora con rigor ó con cle–

mencia. Ainstancia suya el parlamento calificó de lraicion toda reuniQt}

de este género; fueron arrestados alguno jefes,

y

la exacta disciplina del

ejército tranquilizó al pueblo. Poco tardaron en desaparecer lo asocia-

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