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111 TORIA

habia sedicion en Bri tol.

¿O

·.habei defendido si ¡uiera cuatro día ?¿qué

edicion ha habido? Concluyo ,.deseando que os busquei en Ultramar Ja

subsistencia ha

ta

que Dios sea sen·ido di poner de mi. Ahi os envio un

pasaporte; plegue al cielo que podais un dia grangearos lo que habeis

perdido. na victoria no me ería ma grata que el poderme llamar sin

mengua vue tro tio·y fiel amigo.

Cárlos

?'ey.l>

Escribió el mismo dia á Oxford, donde e babia retirado el príncipe

mandando á los lores del consejo que re ogie en. us de pacho ' acechasen

su pa os, de tituyesen al.coronel Legg, gobernador de Oxford y amigo

suyo, y los arrestasen á entrambos si había algun tumulto en la plaza. u

carta acababa con esta posdata : «Decid á mi hijo que· entiria meno su

muerte tjue verle imitar una accion tan cobarde como la rendicion de

Bri tol. »

Un reelurso quedaba al rey, y era su reunion con Montrose, probada

otra vez en vano. Era ante todo preci

·º

marchar hácia be ter para ha–

cer levantar su sitio, puesto que era el único pue to que le quedaba para

desembarcar tropas de Irlanda , como meditaba. Al cabo de ocho dia

perdido en Hereford, se pu o en marcha al través de las montaña de

Galle , único camino á favor del. cual podía escapar á un cuerpo parla–

mentario que ob ervaba su mo' imiento . Le iguieron unos 5,000 hom–

bre', entre infantería

y

caballería. Enr.ontrába e a delante de Che ter

quando picaron su retaguardia los parlamentarios que habían venido por

·un camino mas fácil. Pero fueron cargado vigoro amente, y

tuvi~ron

que

replegar e; en esto, el coronel Jone , que dirigía el itio, de tacó un cuer–

po que cog·ió entre dos fuegos á lo realistas. El rey vió caer al lado u o

á

su mejores oficiales, y pronto tuvo que huir de e parado há ia 1pal

de Galles, viendo que le era imposible reunir eá Montrose ; única e pe–

ranza suya.

Tampoco podía ya confiar en esta e paranza , pues hacia diez dia ·

que fontro e. huía como él bu cando oldado

y

a ilo. El

15

de .etiem–

bre, en la selva de Ettrick, junto á la frontera de ambo reinos, le había

Lesley sorprendido confiad9 .in fuerza . Ape ar de todo us e fu8l"ZOS,

le habían abandonado lo montaña e para ir

á

e conder en·sus a ilos el

fruto de us rapiñas. Alguno magnates envidio o de u gloria, Aboyne

entre ello , se habían alejado con su va allo

~

otro desconfiaron de su

fortuna yno se le reunieron como habían prometido. Montro e con u ca–

rácter brillante

y

temerario, e citaba la envidia en lo corazones vite ,

no in piraba eguridad

á

lo Limido . Algo de en anecimiento e mezclaba

/'