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HISTORIA
los escoceses, y que e adelantaban hácia el Mediodía para poner sitio
á
Hereford. alió de Ragland para acudir al socorro de Goring; pero ape–
nas hubo llegado
á
orillas del averna, cuando la falta de reclutas, las
disensiones de los oficiales, y mil embarazos imprevi tos le desalentaron
é hicieron volver al pal de Galle . Encontrába e en Cardiff inder.isp,
uando le pr(3sentan una carta del príncipe Roberto al duque de Rich–
mond, en que clecia que estaba todo perdido
y
que convenía de todos mo–
dos la paz,
y
encargaba que la leyesen al rey. Cuando le parecía que
peligraba su honor entonces recobraba Cárlos toda su energía.
Escribió al instante á su sobrino :
«
Razon tendriais i no hiciese la
guerra en
def~n
a de mi religion, de mi corona de mis amigos. Ha–
blando como soldado ócomo hombre de estado, con engo que es proba–
ble mi ruina; pero como ristiano debo deciro que Dio no permitirá el
triunfo de los rebelde . Cualqufora que sea el castigo que Dio tenga
á
bi n imponerme, nada me obligará á arrepentirme ni
á
abandonar mi
cau a.
panlo mis amigo : todos deben estar decididos á morir, ó lo
que es peor, á vivir en el colmo de la miseria á que pueden reducirno
los infames. Por Dios no no entreguemos á vanas quimeras; creedme
la sola idea de que anhelais por un tratado precipitará mi pérdida.» Y
para animar sus partidario·, dejó el país de Galles, atrave
ó
sin er visto
el ejército escocés y los ondados de hrop, ta!Tord, Derby y otting–
ham, habiendo llegado al de 1ork convocó en Doncaster todos sus lea–
les caballeros del Norte para reunirse con ello al fiel
nunca vencido
Montrose.
Acudieron lo caballero ntu ia tas
á
la presencia del rey; e trató
de formar un cuerpo de infantería; faltaban víveres en la plazas, y
v~Jia mas de guarnecerlas; en tres dias cerca de 5,000 hombres ofrecie–
ron al re su servicio , prontos á marchar. olo se esperaba una carta
de fontrose para saber si se le encontraría en E cocía, ó se señalaria un
punto de reuni'on para Inglaterra. De repente e upo que Lesle , á la
cabeza de Ja caballería escoee a había dejado el sitio de Hereford,
y
se
encontraba a en Rotherham , á cuatro legua de Doncaster, en busca
del rey. El descalabro de Jaseby babia desalentado enteramente á los
realista , su confianza e de anecia
á
,rj
ta del peligro. Mucho aban–
donaron el campamento ; lo mas valiente juzgaban impo ible reunir e
con Montrose
y
por lo tanto solo pensaban en la seguridad del rey. Huyó
ste, seguido de uno
1, O
caballo , alrave ó in obstáculo el centro del
reino, batió aun a ualment alguno de tacamento parlamentario ,