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HISTOIHA
fuerzas :
c1
Señore , una carga ma ,
y
la ictoria es nue tra.
»
adíe
1
iguió; la infantería, arrollada en to as partes , estaba di persada ó pri–
ionera : fue preciso huir
y
a i lo llizo el
rey
dirigiéndo e con uno - ,000
caballos hácia Leí e ter, dejando su artillería, sus municiones, su baga-
jes, unos cien estandartes, el suyo propio, todos sus papele
y
5,000
hombres en mano de los parlamentario .
La victoria sobrepujaba las mas quimérica e peranzas : Fairfax
apresuró
á
dar parle
á
las cámara sencillamente, sin alu iones
ni
con-
ejos políticos. Cromwell e cribió asimismo , pero olo
á
la·cámara baja,
como si ella le hubiese conferido el mando : su arta acababa a i :
c1
lar–
cada está aquí la mano de Dio ; solo
á
1
pertenece la gloria,
y
á
ninguno mas. El general os. ha servido con honor y lealtad; y 1mayor
elogio que puedo darle es que de todo se confie a deudor á Dios
y
á nin–
gun mérito'aspira; por su valor sin embarg·o se ha hecho acreedor
á
todo. La gente honrada (hacia alu ion
á
los independientes entusia -
tas) se ha portado fielmente ; está llena de confianza, y en nombre de
Dios os ruego que no la desalenteis. Deseo que esta accion haga nacer
·en todos humildad y gratitud. E pero asimi mo que lo que esponen de
·esta manera su vida en bien del pai puedan confiar en Dio por la li–
bertad de conciencia,
y
en vo otros por lo tocante
á
la política..)>
Algunos se ofendieron viendo ¡ue un teniente general al ervicio del
parlamento daba con tal tono con ejos
y
alabanza ; pero su voz se per–
dió en medio del entu ia mo público, de modo que .el día en que llegó
á Lóndres la carta de romwell , los mi mos lores volaron <]Ue se le
prorogaba el mando por t1·e meses.
Opinaron al mi mo tiempo que debía aprovecharse la victoria para
dirigir al rey propo iciones razonable , diclám n que fue aprobado de lo
comisionados escocese . Pero lo vencedores estaban lejo de pensar lo
mismo. Los diputados del pueblo en lugar de responder pidieron que
todos los ciudadanos fuesen convocado en Guildball para oír la lectura
de los papeles encontrados al rey, sobre lodo sus carlas á la reina,
y
para juzgar por si mi rno de la confianza que en lo sucesivo se podía
poner en las negociaciones. Fairfax babia vacilado en abrir la corres–
pondencia del rey, pero Cromwell é Ireton combatieron sus escrúpulos,
y los diputados del pueblo no se pararon en con ideracione . La leclura se
hizo ·enmedio de un numeroso oncurso, causó un efecto prodigioso. Era
ev!dente que el rey no babia nunca deseado la paz; que ninguna conce ion
era para él constante ni ninguna promesa obligatoria; que olo contaba