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DE L.\ HEVOL CION llE INGLATEHRA.
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J
bre 1641 la noticia de que una insurreccion tan general como violenta.
había e tallado eu Irlanda, amenazando con inminente riesgo la religion
protestante y el parlamento. Los católicos irlande es se habían sublevado
unánimemente reclamando la libertad ·de su culto
y
de u patria, invo-
anao el nombre de la reina y del mi mo rey, patentizando una comision
que decían haber recibido de él , y anunciando el pro ecto de salvar de
los puritanos ingle e , sus comuue opresores, al trono y á los pueblos.
La conspiracion de de mucho tiempo tramada en todo el reino , no babia
sido descubierta sino ca ualmente en DubHn la
í
pera del día en que
uebia estallar, por manera que apenas se tuvo tiempo de preser ar de ella
la capital. Por lo demás en ningun otro punto babia encontrado obstá–
culo su e plo ion ; los protestantes de 1rlanda atacados de improvi o por
todas partes, eran despojados de su bienes , per eguidos, a esinados y
entregados á todos los suplicios que !a saña religio a patriótica puede
inventar contra los herejes, los estranjeros lo tirano . e hacían hor–
rorosas descripciones de su situacion ; se hablaba
tle·
innumerable a esi–
natos y de martirios inauditos; y tal era en efecto la triste realidad que
podia exagerar e sin caer en lo inverosímil ('1). Un pueblo casi salvaje y
entusiasta de su barbarie, la que siempre le echaban en cara sus opreso–
res sin facilitarle medios para librarse de ella babia aprovechado con
exaltacion un asomo de esperanza que le ofrecían la disensiones de .Ja
Gran Bretaña Queriendo vengar en un día siglos enteros de ultraje
y
de gracias, se entragaba con alegria y con orgullo á e cesos tales que
llenaban de horror
y
de espanto
á
sus antiguos dueños. No tenían la
autoridade inglesas ningun medio de resistencia, porque emrebido el
parlamento en suodio á trafford
y
á la corona
y
pensando solo en afian–
zar la libertad en Inglaterra, babia olvidado que quería mantener en
Irlanda la Lirania ; así es que el tesoro estaba exhausto, la ley marcial
abolida ; el ejército reducido.á un débil cuerpo, y el poder real inerme.
Todavía mas: contra la voluntad del rey Se habia prohibido á los irlan–
deses licenciados que pasasen al servicio estranjero, y resultó que se es–
parcieron por el país y dieron mas vigor
á
la insurreccion. En fin , aunque
el conde ueLeicester hubiese sido nombrado sucesor de trafford, toda-
(l)
lay
hace subir
á
200,000
los protestantes a e inados en Irlanda; Ciaren-
don reduce e te número
¡\
40
6
50,000 :
aun e. te número e exagerado si aten te–
mo
á
la corre pondencia de lo juece mi mos que íl.dminislraban en tonce el
reino.