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Abrió e al dia siguiente la di cu ion á la
trc~
de la tarde,
y
al cer–
rar la noche pare ia que empezaba todavía. Ya no era la pugna de la
órte on el paí ; por la primera vez e nconlraban de frente do parti–
dos, ino nacionale ambo , eng ndrado
á
lo menos en el euo del pue–
bl , uno y otro apo ado en intere e
cntitniento público , y en el
voto de iudadano ind pendiente . Lo babian unido e peranza comu–
ne , lo di il.lian temore opuesto ; cada uno preveía di cretarnente el
porvenir reservado al triunfo de u contrario
de conocía el que le
resel'\'aba u propia ictoria. ombati ron e on un encarnizamiento ha -
ta entonce sin jemplo, tanto ma ob tinado, uanto no o aban toda–
vía declarar e mútuamente u,
~o
pecha . Tras urrian la hora · el can-
ancio, la indiferencia la dad , alejaron á alguno miembro ; ha ta un
mini tro, el cretario de Estado Jicolá
e alió de la ámara ante de
concluir e l debate. (<E to, dijo Dnjamin Hud •arel, erá la deci ion d'
un jurado fam lico.
»
media noche e d cidió la vota ion : por ciento
incuenla nu ve voto fue adoptado
1
proye to, ontra iento cuarenta
y
ocho que lo de echaron. A to ontinuo e le antó Hampden
y
pidió u
irnpre ion :
«
obrado lo temlarno , lama Ulla voz· querei ublevar
al pueblo
y
manciparo de lo !ore .l>- La cámara dijo H de, no e
tá
en u o de publicar a i u acto ; ta resolu ion , ilegal
á
mi parecer
erá fune ta : i se adopta, ame ll ito al meno prole
tar.~Protesto
esclama Palmer.-Prote to, protesto, repitieron u amigo
.»
Otro diputado e admiran irritan · e te proceder, u ado entre
lo lore , ra de conocido de lo omune · P •m toma la palaLra para
d mo trar lo ilegal ' peligro o do tal medida , pero le.interrumpen on
in e ti
; in
i
te, le re panden con amenaza . Todo lo miembro,
e lán de pi ,
y
poniendo mano á us e pada parecían querer empezar
la gu rra civil n el eno·del parlamento. Pa an do hora , rece el
tumulto
á
ada tentativa que se pone en juego para hacer adoptar una
resolucion. Hampden por último, lamentando uerda gravemente tan
degradante desórden, propone que e levante la e ion,
y
e deje la de-
¡
ion para el día iguiente. e re uel e a i : «Y bien, dijo lord Falklan
á
Cromwell , ¿ha habido debate?-Otra ez os reeré, le re pondit1
romw ll ;
y
le añadió al oído :
i
hubie e sido de echado el pro
'ª
to
mañana vendia
~
cuanto po eo,
y
dejaba para iempre la Inglatel'J'a :
á
muoho conozco que hubieran hecho otro tanto.,,
La se ion siguiente fue poco agitada; lo realista d e paraban de
la vi toria,
y
u. conlrario e habian vi lo tan
á
punto d perd ria, qu