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m;

LA fiEVOL CI N DE JNGLATEílílA .

10

.

.

.

1

mnidau

á

la queja; la roa or parte de Jo abu o polllicos había de a-

parecido· la comision no e ocupaba a de u cometido,

1

nadie pen aba

11

ell .

De repente, á principio de noviembre, e le di6 órJen de activar

, u trabajo ; al abo de poco dia lo presentó á la cámara. Ya no era

egun u primer plan una e po icion de lo abu o actuale

y

de los voto

unánime del paí , y

i

una ombría pintura de lo male pa auo , de

lo· abu o antiguo , de las Liranfa del monarca de los mérito d

1

par–

lamento, de lo ob táculo que había uperado de lo peligro que babia

corrido,

obre todo de lo que

1

amenazaban todavía y pedían el úl–

timo esfuerz'o : era

~n

una palabra una e Iecie de llamamiento al pueblo ,"

con espe ialidad á los presbiterianos fanático , un pábulo

á

la pa io–

nes que había reanimado la ubleva ion de frlanda ,

y

un grito de reu–

nían

á

lo repre entantes del pueblo, que aun podían librarlo del papi -

mo, de los obi pos

y

del rey.

Eleváron e muehos murmullos

á

la primera lectura del pro

1

ecto ·; un

acto tan ho til, sin motivo aparente, in objeto dire to ni o tensible,

itó la orpre a

y

la so ·pecha en mucho miembl'us ha ta ntonce

J

oca

amigos de la córte,

y

e tos se quejaron altamente del lenguaje fuerte,

de e e inútil encono contra abu os ya reformado , del poco r speto á la.

majestad,· y de las esperanzas que se daban

á

los secta1·io : ¿qué plane.

ocultos, qué peligros desconocido exigían tan violento medio ? i el

proyecto se dirigia solo al rey, ¿qué ventajas pod ian e perar e? i al pue–

blo ¿por qu¿ se íl;pelaba de esta suerte

á

otro poder? Poco contestaron

lo

reformadores, porque no podian revelar sus plane ; pero en la con–

rersaciones procuraban ganarse ufragios, protestando que solo·querían

intimidar la córte, patentizar sus intrigas, aílrmando que·aunque el pro–

yecto se adoptara , no por esto se publicaria. Este lenguaje no era in–

fructuoso, porque la desconfianza era tan profunda, que hallaba cabida

hasta en los hombres mas moderados en cuanto se les e8presaba on pru–

dencia y dulzura. Al cabo de algunos días, uando la cámara despue de

una larga se ion iba ya

á

separarse, se pidió que el proye to fu ese puesto

á

vota ion; creían ya los reformadores rnguro el triunfo ; pero lord Fal–

kland , llyde, Colepepper y Palmer se opu ieron , insi tiendo vivamenl

para que se dejase para el dia siguiente, en lo que con intió la cámara.

«¿Por qué anhelais este retardo? preguntó romwell.-Porque e dema–

siado tarde, y habrá

debate.-~fuy

corlo , r puso Cromwell, con nna

conílanza real 6

a fcct~da .