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con tanto desprecio á las ·autoridades
sin exceptuar ni la persona del Rey.-
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¿El estado deplorable y agonizante,
eri que se ve la Espafia, de dónde
procede, sino del despotismo de sus
reyes, de sus delegados, ministros de
Estado, caneado por los aduladores,
y
por esos malditos e8critores de
regia
potestate?
~Esta
generación de
vívora~
no es la causa manifiesta de nuestras
calamidades, que por justa reversión
~nfre
ella mismab
«Si la nación española, luego que
experimentó el de!.'lpotismo
é
ineptitud
del sefior don Carlos IV, lo hubiera ·
separado del gobierno , como pudo
hacerlo, pasando
~l
cetro
á
otras
manos; Espafia no seria hoy el tea–
tro de las lágrimas, de la sangre y
de la muerte. Para todos los males
tenemos leyes:
y
¡,no ha de haber una
ley fundamental del reino, que corte
de raíz el abuso de la potestad real, el
despotismo, el de sus delegados y mi·
nistros de Estado?»
«Ya es pues indispensable hacer en·
tender
á
Jos reyes de Espafia, que no
se han hecho los pueblos de la tierra
para servirá sus caprichos: que la na·
ción no los hace reyes, para que usur·
pe el vicio los premios de la virtud,
como se ha hecho
con
el pérfido Go·
doy, que de un mero..guitarrista
can~