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yolocionarias cada
dia
ganaban pro·
sélitos
y
se
arraigaban en la
concien–
cia pública, por
Esµhfia
no
cundian.
Si las
leye~ hoeral~~
dictadas por la
Regencia
y
las
Cortes
provocaron un
cambio
aparentP,
en
la realidad pro·
dujerou
el
desgobierno permanecien–
do casi
inmutable el
fondo de la na·
ción. (148).
¿Caáuto encerraba la
iPgunda con–
clusión
del doctor Prado, con
cuanta¡
razó • la ha
deducido de
su trabajo,
~efialaudo
su profundo orjgen
social.
De~pués
del
deMarrollo anterior en
148
«Láp idas .
di
cusiones,
destino.,,,
fri•
bi malt-.s,
?nin ·~,terios,
irnprenta,
r,iudada·
n?rt., <?arctles,
y
lati
piez~ toda~
de nuestro
edificio
~'1cial
tie11eu
cara
de
nue1
as
pero
e:
xamina.oa~
detenidament,e,
confrontada~
con los
bech<'s,
¿lo son
en
realidad:n ...por
de f uera
todo
et'
nuevo,
tribuna·e.~,
regla ·
ment&s, a
tm
mstración
y
auto1·idades
etc.
pero por de
dent1·n
paree~
todo
viPjO»
«ÜOi'.l
estas dos caras,que parece tiene
Pl
si&tema
que rige, se puerte decir que
hay
dos
Espa·
ñ as;
la
ltspañ a
en que
vivimoi;, que
es en
Ja que
hemos vivido
~lempre
y
la
m isma
Españ a,
que
se nos
ofrece por
paf~,
para
cuando
h
merezramo~,
y
que parece dista
aün más
d~
nosotros, que la que- nos . des·
cubrieron
Colón
:t/
C'wtés,y
nos es aun mas
desconocida»
[Esc .aña
por defuera y por
de
dem1·0.
Arr.•
de«La
Abeja
Ettpanola»reim·
preso
en
((El Inv&tigador del 'Perú•
de
3
de
Febrero
dd
1814]