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mérito tan snbido qno no puede ofre–
cerse mejor prneb:\ que ésta, para
acreditar la admirable disposición de
los peruanos para las ciercias y las le–
tras.
E~ ~iorto
que los redactores del
Mermirio Peruano
se babian ya dado
oueot.a de la ciencia trancesa del siglo
XVI~I,
cuya lectura, sjgilo3amente
devoraban en sus biblioteeas privadas;
es cierto qoe
á
despecho de la vigilan–
cia de
la
autoridad y de la Iglesia,
la fuerza necesaria del progreso,
había dado también, ya mayor am·
plitud y libertad
á
los estudios y
atreví miento á las ideas, en las flocie
dades de América, de las
quf.'
Lima
era el centro de cultura; pero de todos
modoA es digno de la mayor admira·
ción
un
.periódico empapado en sabl·
duría, lleno de intuiciones y ensefian–
zas a.sombrosas; con el espíritu más
profando que puede encontrarse en
las
m~jores
publicaciones de la Euro·
pa de aquella época, escrito en est.ilo
robustament.e hermoso, varonil ,.sobrio
y
elegante. Hombn
s
dA
PFlta talla me·
recian ser
ya
libres.» (136)
136
Disc·uso,
pltgioas 140-41. Mitre lla·
ma
e~pecialm*'nte
la
atención sohre algu·
nos trabajos
é
ideas del Mercurio Peruano
para sefía ar el espiri•u revolucionario de
sus redactort>s. [ Hist.,ria de San Martín.
ee_gunda edición, t.omo
2~,
pá.ga.
485-86]