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ganados eran más est.imaclos
y
así exis·
tía aún en el siglo
XVI
cela bárbara
co~tumbre
de pegar fuPgu á los mon·
tes
á
fin de aumentar las yerbas en Ja
primavera»
[5 L ],
«y el odioso privilegio
de
Ja
Mesta 80Stenido en provecho
de
los Prelados
y
graneles propietarios de
ganado
[52].
'Li.
riqueza de
América
empeoró los hábitos de la raza guerre–
ra
y
conqui tadora: «poco á poco la
nació
o
es
pafio
la entera se acostumbró
á Ja
idea de hacer fortuna sin trab&·
jar»;y, cada ciudadano
españ.olse creía
un
hidalgo con su correspondiente
mayorazgo en el Nuevo Mundo».
(53).
Pt3ro en Jo que resalta más el desór–
ddn económico de los castellanos,
es
eu
sns
disposiciones absurdas y con·
tradictoria.s respecto
á
industria
y
co·
mercio.
El
ductor
Prado
ha
patenti–
zado
al
ocupars~
da
la
industria fa.
bril,
cuán •desgraciados eran por de–
cir lo meaos, los planes económicos
de
E~pafi!l», (5~)
tanto para ella cuan ·
to
para América. Las Cortes en 1626
protegieron los tejidos e pañ.oles,
li ·
brá.ndolos de la competencia extran·
5
t
Id. id.
pá .
3 9.
52 Diccionario ronciclopédico Hisp<
t.UO,Americano, ar .
M",ata¡
tomo 2?,
pág.
843.
5ll Blanqui,
Hi
toire
oe
1
Economie
Po·
Htiq
ue,
tomo
l~,
Chap.
XXIII.
51
Discurso, págs. 44-47.