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enmudecer al parlamento, avasallado
Ja
nobleza, tiranizado el clero, exclui–
do la clase media de las distinciones
honorificas, hecho desaparecer el pue–
blo, y atrevidose
á
proclamar como
principio la célebre máxima:
El Esta·
do soy yo;
el qne se había criado en
aquella corte, donde un gobernador,
ensefiando al joven Luis
X V
la mu–
chedumbre agrupada debajo de los
balcones de su Palacio, le decía:
ccSe–
fior,
cctodo ese pueblo es 'VUeslt'o»;
el que
, desde la cona estaba acostumbrado
á
ver un soberano, que ni siquie1a
imaginaba qne hubiera nn vasallo
cuya libertad, cuya propiedad cuya
vida dejaran de pertenecerle, no e1
a
posible que trajese
á,
Espafia ideas
de
libertad que no conocía,
y
de que
ni
sjqniera babia podido oir hablar;.
[5.]
En tiempo de los Borbones el poder
tuvo, pues, <<el mismo carácter que ha·
bía tenido
en
Espafia durante la do–
minación de
la
casa de Austria»
[6] El
representante de
tales
reyes
en
5 Lafuen
fíe,
Hist. de Espafia,tomo X lV
Barcelona !889, pag. 65.
6 Danvila
y
Collado, obra citada,
to~o
a,
pág. 393. Indica el doctor Prado
y
Ugar·
teehe
que
cuanto
en virtud de
la
perju ·
dicial unificación de los sentimientos reli·
gioso
y
monArqulco, practicaban los espa·
fioles,
lo
hacfan«con muy buena
voluntad
y con perfecta
honradez.» Un autor,
por
lo