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JacoboIVen
Inglat~rra,de
Lnis YlV
en Francia.11
[3] En el
siglo
XVII
el
lenguaje
de Calderón
nos ensefia lo
que era el soberano para sus sú di·
tos.
«Reo
del pecado de adulación
parece en efecto nuestro vate, siem–
pre que
á los
Monarcas nombra,
y
no
es
en realidad sino
el
eco
de
los
senti–
mi~ntos
de respeto
á
la realeza, fun·
dados en el
Derecho
Di
vino que en
pasadas épocas obró
prodigios.
RAy y
Patria
son dos
palabras verdadera·
mente sinónimas
para
los espafioles de
aquel tiempo: dos palabras que se ani·
'1.anen el
pecho como
en altar
santo,
y
reciben aquella
adoración
que no
admite
raciocinio ni discute. Cuando
el sjglo XVII habla del
Rey
y
de la
pat.ria, sus
palabras
son
siempre
un
himno
que se eleva al
Trono,
entre
nubes
de
oloroso
incienso.»
(4)
El
cambio de
dinastía oo
alteró
s:us·
t.qncial
mente el
gobierno
pe,ni
nsu
lar.
Felipe de
Borbón,-el
nieto del que ha·
bía
e11tronizado en Francia el más pu–
ro
absolutismo; del que balia hecho
3 Nrta anterior, tomo 2;pág.
254;
Yéase
en
este
tomo
las
cortes de su
ri>inado
y
ºº'
mo
Jas anull'l,
en
Lafuente Hi
~orís.
de Es–
patia, tomo
X[, B
Hcelona 188 , pág. 19.
4
Soler
y
ATqné~.
"Los e,
p11.ooles
según
Oa!derón, Madrid 1 8l pág. 13. Amunáte'
gm, Los preoursores
de
la independencia
de Chile,
tom0
1?
.