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Número

2.º

tiempo y corrientes no descayesen y llevasen hacia la Bue–

na Ventura, no serie tanto que no tomásemos la isla de

Taboga á sotavento, dejándola á la mano izquierda; pero

no fue ansí, que las más de las naves la tomaron por la

mano derecha y surjieron en ella, y nuestra capitana y

otras cuatro que con ella quedaron, cayeron deh>ajo della

sin poder surjir en ella; y aunque llegamos dos leguas

ó

dos leguas

(sic)

della, y porfiamos cuanto fué posible de

llegar

á

echar fondo, nunca lo pudimos hacer, ántes en

tres dias que siempre porfiamos tenernos, caimos en el rio

de Sant Juan, que es catorce leguas della y la Buena Ven–

tura tan cerca della, que todos los marineros y personas que

de aquella navegacion entendien, decien que nunca sehabia

visto de aq

u.el

paraje ir al Perú, y que debíamos tornar

á

arribará Tierra Firme; cosa que

á

mí me daba tan gran pe–

na cual pienso nunca tuve, entendiendo que si volvíamos

á

Tierra Firme', se perdía todo; por lo que desamparamos

[sic,

porque desamparábamos] los navíos que habian ido delante

y

á todas las personas que hubiesen acudido y hecho alguna

demostracion contra el intento de Gonzalo Pizarra, y que

todos nos desanimábamos, y que los enemigos se animaban,

y teniendo tiempo de cuasi un año quehabia de pasar para

tornar otra vez

á

hacer la jornada, harían los efectos que

se habían temido; con que el negocio se hiciera imposible

ó

muy dificultoso. Yansí resistí aquello, mostrando mucho

enojo de que en ello se hablase, y diciendo que yo no ha–

bía de tornará Tierra Firme, sino ir al Perú por mar

Ó

por la Buena Ventura por tierra,

ó

en ello acabar la vida,

la cual tenia en ménos que no arribar

á

Tierra Firme,

pues con esto cumpliria con mi rey y con el mundo, y ha–

ciendo .otra cosa caia en gran vergüenza y afrenta. Y por–

que deseaba en gran manera poderme meter en la galera,

pareciendome que en ella, aunque fuese con gran trabajo,

podria llegar á remo á la costa del Perú y juntarme con

los navíos de los capitanes Lorenzo de Aldana, Mexía y

Pal·omino y recoger algunos de la armada que hubiesen to–

mado la costa más adelante y las naos que andaban en

mi consérva eran mayores de vela y orceaban más que la

c~pitana,

mandé que ningun navío de los cinco eri que