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bro del sold&.do: (,,)
hay
muchas practicas, que
M
se
han
tranB•
rnitido de otru modo: la costumbre las confirmo, la
fé
las observa:
en esto está conforme con Origenes. No se numeran estas doc–
trinas entre los errores de esos portentosos padres. Se apo.
yan en las primeras couferencias del concilio de Nicea, con–
tra Arrio. (;;] Las blasfemias de este eqemigo declarado de
J.
C., se hacian insoportables á los PP. como opuesta!! á Ja
tradicion continuada desde el nacimiento de la Iglesia. Por
eso querian, que tan perniciosas
y
nuevas opiniones, fuesen
repelidas
y
condenadas aun sin examen.
EL
ilustre defensor del misterio de la beatisima Trinidad,
S. Atanasio, en la carta dirijida al Obispo Thenoais sobre la
n11eva herejia de Serapion, que pretendió probar con las es·
cnturas, que era creatura el Espiritu Santo, entre las solidí·
sima
razones que alega contra el heresiarca, es la de la tra–
di(·ion de la Iglesia, que ha creído siempre
y
enseñado una
trinidad en Dios, no solamente de nombre, sino real
y
ver–
dadera. (::) En el
concilio de Alejandria se condenaron las
hcrejias de Serapion con el mismo fundamento. En esos tiem·
pos, 'movida la d1s uta sobre Ja alma de
J.
C_. se declaró, que
la cloctrin
ca ólica era conforme con la tradicion eclesiásti–
ca
y
escritos d
los PaClres antiguos.
~AN
Bnsilio en el libro del Santo Espíritu , trabajado
á
ruego de Sa AmElliloquio, ' lo que dio merito el diverso
IDO•
do de esplicane de aq1 el Padre, dici_endo unas veces gloria
al Padre, con el Hijo
y
el Espíritu Santo, para demostrar el
orijen de la forma Doxologia, ó glorificacion, de la que se le
acusaba como nuveclad, contesta, que entre los dogmas, que
se
cun~ervan
en la Iglesia para
'la
instruccion
y
predicacion,
-vienen los unos por la escritura, los otros por la tradicion de
los Apóstoles; por Jo cual se han recibido
en secreto; pero,
que lo.: unos
y
los otros tienen la misma
fuer.zaen
la reli·
jinn. (' ') Afirma, que no disconvendrá de
esto elperito en las
máximas eclesiásticas. Es de tanto momento la enseñanza de
este hombre ilustre, que con ella, podía finalizar toda disputa.
SIN embargo he de añadir, que en el concilio 2.
0
de
Nicea
('lll)
tratandose el acaloradisimo punto de la adoracion de
[,,J
Cap.
3.
[•;]
Scnom
I.
0
cap.17.
[: :]
Tom.
l
p.
102.
[' ']
Cap.
27
y
29.
[n
11 ]
7
Ses. Dej. de
fé.