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¡g

Jarga

discusion.

pórque

he

de tratar esta materia.

por

~~tebso.

en su lugar propio, que es el de ese sacramento. Habrá tam•

bien ocasion de discurrir sobre 'l0s 'defnas, que se dicen

omi~

tidos en el evanjelio.

·

·

EL desgraciado padre que

en

repeniino insano futor, qui·

to

la vida

á

un hijo ino<:ente, qoe tiernamente ·amaba

y

con·

cebia un firme apoyo dé s.u vejez, vuelto del delií'io y vien•

do de hito en hito aquella flor cortada, los ojós cerrados y el

frio semblante, elocuente acusador cóntta el brazo filicida; no

quedaría tan atónito y sorprendido, cual yo

fni,

al leér des–

pues de algunos años en el plan del Peru, el capitulo titu·

lado

nota

muy

extensa.

Juzgo, que salíeron de los infiernos

las almas del apóstata Juliano <lel ' mal Judío Espinoza, del sa•

tírico Voltaíre,

y

haciendo, que t·•mase la pluma, me obliga–

ron

á

escribir lo que ellos con sacrílega audacia cilctaban. No,

no es obra mia-no la reconozco, la niego. Me retracto de

cuant<> en ello se halla escrito contra el antiguo

y

nuevo tes·

ta1Rento. Vuelvo

a

ncojerme

á

'la sombra del

1

arltof santo–

afü

respiro-desde allí elevo al · cielo mis ciamr1füs. '

iQUE

mas

ice, que copiar pensamientos de 'Espinoza

y

otros inicuos con sa ia

fi

ta eza contes adó

vor

el inmortat

.Abadia?

(§)

L

1 en ia de Moise ,

y

la autoridad

de

sus

libros está sosteni a en fuerte$ demo ·tracíonés. El Panteuco

fue

el mrsmo a tes

1':

d spues de Esdr s.

El

~istoriador

re·

lijioso presehta ,,.los hech sen

1

estilo Rrbporcionado

á

un pde·

blo rudo

y

á

las ideas c"

n'es en el

undo naciente. Nada

dije que fuese nuevo.

¡,Esplicaria•Moises los sistemas de New.

ton, las leyes de la gravitac1on* de la

a~raccion,

los ntovimien·

tos de los planet11s en sus ejes

y

en sus elipses, la teoria de

la luz hasta ahora oscura para muchlis?

¡Quien le hubiera en–

tendido?

Seria el modo evidente , de que no se le hubiere'

creído. Hallé contradi<:iones con la historia profána.

¿Y des.

pues de cientos · de siglos

1

quién roe hizo juez de la verdad'

de los hechos? Critiqué la moral: esta es una calumnia: i·epetir

las acciones perversas, no es aprobarlas.

EN todo lo que alli se reune contra el antiguo testamen–

to, solo tiene apariencia, apariencia digo no realidad, el' sll·

crificio de Abraham.

¿Como un Dtosjusto, r,udo exijir la muer·

te de un hijo inculpable, y constituir al padre en croef ver·

dugo, violando las

leyes de Ja riatm aleza, que el ' mismh lla–

bia dictado? Mucho medité. sobre esto. Era imposible halfar

_________._;¡__.._.i.................___;--'-

[§1

Verit. de la rel. vol.

l

C(p.

7.

o

y

55.