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piritual en S. Pedro, no le'dijo: pngnar el ¡:;eütimieüto ·católico¡
yo te daré las lla,·es de la Re· Con un corazon que ap enas
pública, sino las llaves del Rei- palpitf.l ya, se enfurPce contra
no. Y en todo el Evangelio al el sabio Conde de :Maistre,que
tratarse de la sociedad
re
ligio- ·se le atraviesa en el
~amino.
A
s a que el Salvador viuo á fun:.. falta de razonamientos sólidos
dar sobre la tierra. jamas la de- se complace en ¡:egalarlo con
110mina sino bajo el nombre de 1as cultas frases de ignorante,
Reiuo de los Cielos.
de hombre destituido de los
elementos de la lógica comun,
S üperioridad del Concilio sobre
de· loco,
y
qué
sé yo con cuan-
el P apa.
tas otras flores que esparce so–
Cuando al proponer el plan
fle
esta
censura, anuncié que
en medio del desconcierto rle
las ideas, habia nn sistema dia–
metralmente contrario
a
la
constitucion ' divina de la Igle–
sia,
sin
duda: que no lo dije
al
aire. Ya ha aparecido ese sis–
t ema democrático, del cnal se
sigue como una consecuencia
rigorosa, qne si el supremo po–
der espiritual esta en la masa
d e los fieles, entónces las asam–
bleas de los; Obispos congre·
gados que forman el cuerpo re–
presentativo de la sociedad
cristiana, son por lo mismo in–
dudablemente superiores al
Pontífice Romano. Para el
Sr.
Vidam:re la superioridad del
Concilio sobre el Papa es una
proposicion incuestionable, co–
mo que se deriva
inmediata~
mente de la democracia, -que
es sn dogma fundamental.
Es
por eso que emplea dos largos
capítulos que comienzan d.esde
la pag.
63,
y que son como el
fuste de .la obra, en corroborar
.bien su sistema. Consume los
restos_
de su calor
vital en · im·
bre su tumba. Así se venga de
la admiracion de que ha sido
testigo,
y
con la que honran
at
Conde de Maistre, hombres
justos
y
sabios. Pues sepa el
autor de los Prolegóme-nos, que
su foll eto
f'S
y será el ·potro de
la razon y del buen juicio; mi en–
tras que cuanto ha salido de
la pluma de
M
aistre hará
las
delicias de los literatos
y
de los
verdaderos católicos, por lo es –
quisito de su erudicion,
y
por ln.
alteza
y
uni versalidad de sus
miras. Cualquiera que tengq.
gusto literario; se honraria mas
de ser autor de una página del
Conrle, que de cien volúmenes
de los cartularios ·Puerto-Rea-'
listas. Perdóneme
U. S.
l.
este
desahogo á que
me
ha. arrastra·
do la injusticia de ver pisoteado
á
un éatólico tan benemérito de
la religion, como lo es el sabio
Conde de Maistre.
Continuando en lo que babia
iniciado, digo: que para salir
del laberinto en que
á
cada pá–
gina mete al lector con
nna
mezc0lanza de ideas que turba
la razon , es precisa mucha fle·
ma. La proposicion de la su·