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(

143 '

pí·ese,rite

ibi sum,

¿~omo ~o

le

Permítaseme.ton¡Iar

las mis·

estara

á

favor del que se sienta mas armas d el autor. En la

en esa Cátedra, que no es suya pag. 49, lin. 9, dice:

La Iglesia

sino de Dios, y idos que se unen

depositaria de sus tes01·os, gra–

á

esa

Catedra,

á

laque ha conce-

cías

y

sabiduría, es la antrwcha

elido el mismo Dios la infalibili-

que debe conducirnos en la n o–

dad? Oígase

á

S. Mat. cap.

33:

che

de

nuestra ig norancia:

suje–

Super Calltf-dram JJ!Ioysi sede- témonos humildemente

á

ella,

y

'runt Scribce el Pharise·i, omnia no nos est1·aviaremos ni

p erde..

erg o<}.

Se sientan sobre

la

Ca- 1·emos.--Lnego lo que sea no

tech·a de Moyses, luego sin

ré-

sujetarsP

á

ella, es estravi arse

y

plica y sin a\·eriguar otra cosa, perdersfl.

Es

asi que la Igle–

atmque sean escribas

y

fariseos, si a en la oracion de

la

.l\:íisa en

debeis observar y hacer, no esto, el dia de la Cátedra de

S. .

Pe - '

11i aquello, sino todo lo qne os dro dice:

"0

Dios que con las

mand~n,

porque cuando hablan " llaves del Cielo concedi ste

á ·

desde aquella

Cátedra ~

que no ,,tu Apostol bienaventurado

S.

es suya sino de Dios; jamas os ,,Pedro la autoridad Pontifical'

propondrán doctrinas que sean ,de atar y desatar

&."

Lue.go

contrarias a Dios

y

á

la ley. es preciso sujetarnos

á

ella.

El

Asi l_o cspone

S.

Agustiu

lib. 4

autor no se suj eta

á

ella, cuan- .

de Doctrina Cri stiana. Ahora do en la

p ag.

130,

lin.

31,

rlice:

bien: y

á

los que les es tan in-

Las lla ves no las 1·ecibió un 11om–

diferente unirse

á

esa cabeza

bre, sino la Ig lesia en general:

eon q\lien no qui eren formar luego se h a estraviado y perdi–

ese cuerpo ni esa Cátedra, por do. E l mismo autor dice en la

qne q'uieren estár separados de pag.

51,

lin.

22 :

La

Ig lesia es_

esa unidad, ¿les asistid y dará

infalible;

lnc:go debe

s~jetarse

y

acierto en sus determinaciones rejirse por ella, como que es la

el Espíritu Santo?

Si

no se han antorcha qu e debe conducirnos

congregado en el nombre de en la noche de nuestra ignoran–

Dios, sino del Diablo, autor , de cía. Es así que no cree lo que

,la discordia,

el

primero que la la Iglesia le acaba de decir

en

per.suadió al hombre para ene- la oracion, rle que usa en la

mistarlo con su Criador,

iComo

Misa de la Cátedra de

S.

Pedro;

no les

ha

de negar y les n egara porque en la pag.

132

dice en

siempre que asi lo -hagan, sus la

~in.

6:

Si

s~

me

convence

que

clones é inspiraciones? La di-

el Pontifice es la Ig lesia, entón-:

cha proposicion es de Lloreute,

ces confesaré que

á

él solo se le

miserable copiante de los nova-

dieron las llaves

<}.

Luego

ya

dores· contra la primacia del no es la antorcha que debe con–

Papa, la qne es para los católi- ducirnos, ni

á

quien debemos

cos un dogma de fé incontras- humildemente sujetarnos.

Lue--

1;áble.

·

go

ya

la

Ig~esia

.llQ_

es iufalible;-