CAPÍTULO XVIII
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ta estava a la sazon, que ella avia entrado a ver el auto
por la casa del alcayde y por las cárceles, y se avia perdi–
do en ellas, y ydose a la puerta, y que despues avía an–
dado por las cárceles llamando a las puertas y diciendo
los nombres de los presos, Manuel Bautista y un Silva,
y otros, y que al cavo avia salido a ver el auto.
.
"Iten, dixo que Jusepe Freyle, el portero desta Inqui–
sicion, le dixo a esta declarante que la dicha doña Ana
le avia dicho que el alcayde Bartolomé de Pradeda la me–
tia en las cárceles y le enseñaba los aposentos
y
la huerta,
y
que aunque esta declarante lo savia, se hizo de huevas
y le dixo al dicho
J
usepe que no le creyese, porque no
hera eosa posible.
"Iten, dixo .que Martin de Vargas
y
Diego de Vargas
le djgeron a esta declarante que el señor Inquisidor Gay–
tan avia mandado a los dichos alcaydes que un dia que
uvo consulta, se estuviesen en la portería y no entrasen
en las cárceles, y que el dicho Bartolon1é de Pradeda avia
andado diciendo que tenia necesidad de yr por carne, es–
tando ya colnenzada la consulta, y que ·se avia descabu–
llido
y
metídose en las cárceles, lo qual esta declarante
se·lo contó ansí al dicho señor Inquisidor Gaytan.
11lten, dixo que sabe esta declarante que el dicho a.lcay–
de Bartolotné de Pradeda de ordinario dexava los calavo–
zos abiertos, sin llave, mas que echado el cerrojo, y lo sabe
esta declarante porque entrando nn dia el dicho alcayde
·en
~a
cárcel de las mugeres, donde ésta estava con Juana
Perez y otras, dixo el dicho alcayde que ya havian vuelto
a prender los señores al mocito,
y
n1irándose la dicha
J
ua–
na Perez con las demas mugeres, dixo el dicho alcayde,
hablando con la dicha Juana, ah! mala hembra, que
po:t~
tí,
si viene
un~
visita, me ha de suceder una desgracia
y
me
has de echar a pique, a lo qual respondió la dicha
J
nana
Perez que el dicho alcayde tenia la culpa, pues dejava lms
calabozos sin llave para que pudiesen salir los hombres a
verse con el judío y sacalle los piques y para que pudie–
sen entrar en la cárcel; donde ella y las demas mugeres
estaban, a verse con ellas, y que qué avian ele hacer sino
callar porque no las matasen, y despues de ydo el dicho
alcayde, le contó a esta declarante una de las presas llama-