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LA INQUISICION DE LIMA
estaban obligados;
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ya el secretario que se lamentaba de
los compadrazgos que hacian valer, especialmente Gaitan,
para favorecer a sus criados, honrándolos con títulos del
Santo Oficio, para valerse de ellos en sus granjerías.
10
I si tal era la conducta de los Inquisidores, no parece–
rá estraño, que, como acabamos de ver de la relacion que
enviaban al Consejo, los empleados subalternos no les fue–
sen en zaga. :Nias, cualesquiera que sean las acusaciones
que se hacian a éstos
siempr~
parecerán destituidas de in–
teres al lado de las que podian hacerse valer contra el
al~
caide encargado de la custodia i guarda de los presos, pues
su estudio tendrá la ventaja de dejarnos siquiera vislum–
brar la vida que llevaban en sus cárceles los procesados
por el Santo Oficio.
Desempeñaba el destino por esa época, segun ya sabe–
mos, i lo servia desde
1605,
Bartolomé de Pradeda, hom–
bre de mas de cincuenta · años, a quien a causa de los de–
nuncios que contra él se tuvieron, los Inquisidores se
vieron obligados a encausar, llamando a declarar con este _
) motivo a muchos de los presos, el testimonio de uno de
los cuales, único que trascribiremos en obsequio de la
brevedad, consta de la siguiente dilijenci<l.
nEn la ciudad de.los Reyes, viérnes quatro de enero de
mil
y
seiscientos treinta
y
seis años, estando el señor
yn–
quisidor licenciado don Antonio de Castro
y
del Castillo,
en su audiencia de la mañana, mandó entrar a ella a
una: muger que vino sin ser llamada, de la qual siendo
presente, fué recibido juramento en forma de derecho
y
prometió de decir verdad
y
de guardar secreto, .
y
dixo lla–
lnarse María de la Cruz, viuda, natural del Puerto de Gua–
darrama, presa que ha sido en este Santo 'Officio,
y
residen–
te al presente en esta ciudad, con licencia de los señ.ores de
él, de edad de mas de cuarenta y ocho años, aunque de
cierto no save los que tiene, dixo que por el descargo de
9.
·carta de Luis de Betaneurt 'de
15
de junio de
1637.
10. Entre otros nombramientos debidos a ]a influencia de Gaitan,
debe notarse el de Domingo de Aroche, que estando sirviendo de chas–
que, despues de haber sido mozo de un mercader, le empleó en el Tri–
bunal, ((enviándolo a Méjico con sus contrataciones
y
negocios.»
Uarta
de
Martin Diaz de Contreras
de
15
de
mayo
d~
1636.