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LA INQUISICION DE LIMA

ra la autoridad del Sancto Officio, que aunque se lo pro–

curamos merecer de nuestra parte con la sumision

y

reve–

rencia debida, se ha de servir V. A. de rendirle las gracias

de lo que hace,

y

en particular de haber dado órden apre–

tada a los soldados del presidio, caballería

y

infantería

ronden toda la noche toda esta quadra de la

Y

nquisicion,

como lo ha9en incessantemente, con grandísimo cuidado

4

11

N

uestro Señor guarde a

V.

A. largos

y

felices años

para bien universal de su

Y

glesia, como estos sus menores

capellanes desseamos

y

habemos menester. Lima

y

maio

18

de

1636.-El licenciado Juan de Mañozca.-Elli–

cenciado Andres Juan Gaytan.-Ellicenciado don An–

tonio de Castro

y

del Castillo

5

Cún1plenos al pr:esente decir algo acerca de los minis–

tros que firman la nota que acaba de leerse.

Mui poco despues de la celebracion del auto últjm.o de

1631,

moría en Lima, a

22

de setiembre de ese mismo

año, Juan Gutierrez Flores, que aden1as de su título de

inquisidor habia investido el de visitador de la Audiencja.

Ma.ñozca que desempeñara un cargo

se~nejante

en Quito,

segun hemos visto, se veía por entónces gravemente acu–

sado ante el Consejo, por hechos falsos, segun él asegura–

ba6, pero que no habian de ser obstáculo para que algun

4. «Por la ocasion tan grave y de tan gran servicio de Nuestro Se–

ñor, escribía a] Rey el Conde cinco días ántes que los Inquisidores, y

del mayor que a V. M. podía hacerle, he asistido a los Inquisidores en

todo lo que ha sido justo y necesario y se han querido valer de mí.))

Este funcionario tomaba pié ·del hecho de la prision de los portugue–

ses para recomendar que por el Consejo de Inquisicion

i

el de Indias

se agradeciese su celo al Tribunal de Limá, se vijilase mas que nunca

el pasaje de portugueses a América, i por fin, para que se restituyese

por los Inquisidores al fisco real las sumas que se les tenían pagadas,

indicacion que el soberano no echaría en

t~aco

roto, como

lu~go

lo ve–

remos.

Carta

de 13 de mayo de 1636.

La Audiencia pedia, a su vez, «que de nuevo se vuelva a mandar con

mayores penas de las que estan puestas, que en nao ninguna traigan

portugueses, que puestos una vez aquí, es la dificultad tan grande que

casi es imposible su espulsion.)>

Carta

de 18 de mayo del mismo año.

5. Libro 760-10,-fol. 51.

o.

Se daba como autor de estos denuncios al provjncial de los agus–

tinos de Quito, Fr. Leonardo tle Araujo, a quien acusaban los Inqui–

sidores (como tenian de costumbre siempre que sospechaban de alguien

que no les mirase bien) que «no contento con profanar lo humano, sino