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iNQUíSICIOK
DE
LIMA
conciencia, ·que clandestinamente se introducian sin que
las viessen las superioras, co1no se eleve executar
y
prac–
ticar aun con los de las personas mas propincuas de las
religiosas recoletas: assí lo executó en el suceso presente,
rell}itiendo papeles a una religiosa capuchina
nombra.daS(Jror Andrea, n1uy tentada de todo lo que es revelacion,
por lo que le es muy grata a dicho señor Amusquíbar; y
embiando recado por medio del segundo capellan, el licen–
ciado don G-regorio de Zapata, que es tamhien de los que
dan por este can1ino a las dichas capuchinas, cuya comu–
nidad se puso toda en conternacion e inquietud, aun mu–
cho ántes que el padre franciscano las hubiese publi-
cado. "
17
Mas, dejando lo referente
~
las quere1las internas que
seguían trabajarndo a. los ministros del Santo 0!-icio i
las acusaciones que contra ellos iban forn1ulánclose, es tienl–
po de que entremos a ocuparnos de los reos que conti–
nuaban presos en sus cárceles, dando la preferencia por el
n1on1ento a los que se
conside~·aha
culpables de un delito
que por vez primera vamos a ver presenta1;se en la ya lar–
ga lista de los que llevamos enumerados. Nos referimos a
los francmasones.
En
21
de agosto de
1751,
el Consejo enviaba a Lima
una comunicacion del tenor siguiente:
''Siendo preciso al Consejo saber los sugetos militares y
políticos, habitantes en esos reynos, que hayan ocurrido a
ese Tribunal o a sus nlinistros
a,
delatarse espontáneamen–
te de francn1asones, se os encarga·, señores, que luego ha–
gais forn1ar lista de los que constaren delatados en vues–
tro distrito, con espresion -de los que cada uno de éstos
hubiere delatado por cómplices, y porque conviene que
todos los culpados en esa congregacion sean oídos como en
formR, espontánea, por ahora y con todo el posible secreto,
dareis providencia oculta para que, bien sea por espontá.–
neos que hubieren venido
y
fueren amigos de los que no
hubieren hecho esta saludable dilijencia, o por ministro o
ministros que hallareis mas proporcionados para este ofi-
17.
Carta de Pedro Antonio, arzobispo de Lima al Inquisidor Jene–
ral,
20
de febrero de
1757.