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CAPÍTULO XIX

171

ella el rostro y na.rices,

y

rocüindome a mí una vez, le elije

(no sin misterio): ''mas valiera, señor, que esta agua de

olor tan olorosa fuera agua bendita que aprovechara para

lo interior del aln1a, y para lo exterior del buen ejemplo

y

edificacion;" pero él lo echó a placer, etc. Su cama es de

damasco carmesí, con sábanas mui delicada.R, cuatro alrno–

hadas mui bordadas en ella, con otros adornos, pulideras

y olores que puediera decir mui bien

y

aun mas a propósi–

to lo que el otro

non bene olet,

qui

semper

b~ne

olet,

y el

dicho de San Crisóstomo, no fuera de propósito tambien:

corporis fragantia arguit

'intus

late1'i

anirnu?n

rinmun–

dum.

"Díceme persona que lo vió

y

oyó, que llegando a cier–

ta casa desta ciudad donde estaba una doncella de buen

parecer, la dijo ·que si se queria casar con él; lo n1esmo

le sucedió en la segunda visita:

y

despues yéndose a despe··

dir de ella, la esentó a su lado en un cogin que le avian

puesto en que pusiera los piés, y la dixo que le abrazase,

como lo hizo: y añaden los que lo vieron, que notaron que

estaba tan inquieto allí como una persona que la quería

arrebatar, o forzar, sin atreverse a ello, etc. Y que con es–

to se despidió, haciéndola mil ofertas a letra vista. Divul–

gádose ha entre algunos del pueblo, que una noche (están–

dale espiando con sospechas que tenian) le vieron escalar

una casa pegada a la de su vivienda,

y

que avia violado a

una doncella honrada, a la qual sin ninguna prévia amones–

tacion ni preparacion alguna, la casó otro dia; y hallándola

el 1narido, no tan entera C<?mo él pensaba,

y

llegand~

a su

noticia lo que pasaba, la dexó al segundo dia

y

se fué a

dormir a otra casa, votando a Dios que ·la avia de dejar,

etc., hasta que el. mismo obispo, con trazas

y

medios, apa–

gó el fuego que se yba encendiendo.

"De aquí,

y

de otras cosas semejantes, oy yo decir a

muchos hombres, por tantos

y

quantos, que no ha de en–

trar en mi casa ni visitar a nlÍ muger. Y otro bien prin–

cipal

y

de brio le oy decir que le avia enviado a decir

que no le atravesase los umbrales de su casa. Otro mag–

nate desta tierra dixo en cierta ocasion: vaya el señor

Obispo a Santiago, que yo le voto a tal, que si entra en

tal casa, de echarle dos balas en el cuerpo.