CAPÍTULO XIX
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en
1639
a que se suspendiese su proceso por haber perdi–
do la razon.
Manuel Henriquez, preso en
8
de diciembre de
1635,
puesto a torn1ento en
1637,
a la segunda vuelta confes.ó
de sí que era judío, habiéndose acreditado durante el cur–
so de su causa que ántes había sido reconciliado en Coim–
bra. Por las muchas revocaciones · en· que incurrió i por
otros hechos, entre ellos el de haber citado a juicio a los
Inquisidores, se
tuvo
sospecha de que estuviese loco, lo
que no impidió que en
3
de julio de
1647,
esto es, doce
años despues de su encarcelacion, fuese
~ondenado
a ser
relajado, pena que no se habia ejecutado aun en
1656
por falta de ocasion.
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Gaspar Lopez Suarez, tambien preso por judío en
1642,
en Potosí, .estaba votado a tormento riguroso en
1647,
el
que se ejecutó al afio siguiente solo hasta la primera
vuelta, porque el reo confesó el delito de que se le acusa–
ba; siendo reconciliado ese mismo año, con cien azotes.
Luisa Ramos, hechicera, viuda, de treinta años, casti–
gada
ya
dos veces por el Santo Oficio, presa de nuevo en
1646,
fué condenada el año siguiente a salir a la capilla
con coroza i demas insignias, i a recibir por las calles dos–
cientos azotes.
Ana María de Contreras, mulata, despues de haber sido
penitenciada anteriormente, fué de nuevo castigada en
1647.
Francisca de la Peña, zamba, del Cuzco, i Bernabela
de Noguera, limeña, fueron procesadas tambien por he–
chiceras.
Salvador Diaz de la Cruz, de Chile, i Francisco Vaca
de
~oto
mayor, desterrado a Valdivia por doble matri–
monio.
Fr. Bartolomé de Sotomayor, sacerdote profeso de la
:Uerced, que predicando un sermon en lea dijo que aun–
que los hombres llegasen n1anchados al Santo Sacramento
12. El Consejo declaró qne e11 esta
ram~a
i
en la anterior los jueces de–
bieron haber practicarlo mas dilijencias a
fin
de esclarecer la locura de
los reos, «mayormente habiendo tiHlto tiempo que estan presos».
Despa–
cho de -22 de junio de 1646.
Se hizo despues tan evide!lte el estado de
Henriquez que al fin no fué quemado.
TOMO II
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