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LA INQUISICION DE LIMA
Con relacion al Arzobispo, he aquí lo que habia pasarto.
Servia a su no1nbre en el Tribunal el oficio de juez ordi–
nario en las causas de fe el doctor Julio de Cabrera, teso–
rero de la catedral, que por haber tenido que ausentarse
a España a negocios de su iglesia, hubo neesidad de nom–
brarle reemplazante en el cargo que desempeñaba cerr,a
de los Inquisidores. Designó el prelado para sucederle,
primer:o al canónigo Sebastian de Bustamante i Loyola;
mas habiendo significado a éste los Ministros que su persona
no les parecia idónea, se fijó en el doctor Fernando de
Avendaño, poco despnes arcediano, i que babia sido ya
calificador del Tribunal durante algun tiempo, catedráti–
co de mérito i rector de la Universidad, cura párroco de
varios pueblos por mas de treinta años, en cuyo puesto
redujera a la fe gran número de jéntiles,
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i por fin, visi–
tador jeneral del arzobispado. Presentóse, en consecuen–
cia, Avendaño al Tribunal, mas no solo no se le permitió
que ejerciera el cargo, sino que uno de los Inquisidores
le trató asperan1ente, i el otro se propasó hasta amenazar–
le; tra1nitándose las causas sin su intervencion, e incu–
rriendose así por ello en manifiesta nulidad.
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I como era
de estilo siempre que los jueces se manifestaban disgusta–
dos con alguien, luego ocurrieron a indagar quien fuera
el padre del doctor, descubriendo que ha bia sido per–
sona vilísima, Hin obligaciones, i tan ridículo, que servia
de truhan i bufon al inquisidor Gutierrez de 1Jlloa, borra–
cho público, de quien todos se reian, "siendo testigos de
ello las paredes de la Inquisicion, donde se hacían las
burlas;" achacándole, ademas, al recomendado del Arzo–
bispo costun1bres escandalosas, que era teólogo i no cano–
nista, etc., etc.
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A estas acusaciones se añadieron aun en
el Consejo las que dió el postergado Bustamante, que en
verdad no se espresaba en mejores términos de su com–
petidor.
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El secreto de esta resistencia por parte de los Inquisi-
2. Véase el libro del jesuita Pablo José de Arriaga,
Extirpacion de
la idolatria,
etc.
3.
Carta
del Arzobispo de
21
de octubre
1648.
4.
Id.
de Luis Betancurt de
24
octubre del mismo año.
5.
Id.
de 20 octubre de id.