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LA

INQUISICION

DE LIMA

ventanas

y

techos,

y

en muchas partes avia dos órdenes

de tablados,

y

en la plaza, tres.

''ÁCOMPAÑAMIENTo.-El Virey, príncipe prevenido en

todo, y muy en las cosas del servicio de Dios

y

del rei,

avia dado órden a D. ])iego Gomez de Sandoval, caballe–

ro del órden de Santiago, su capitan de la guarda, para

que tuviesse a punto el acompañamiento con que avia de

ir a la Inquisicion su Excelencia,

y

quando avisó el tribu–

nal, que

~eria

a las cinco y n1edia, estaba a punto. Salió

de palacio con mucha órden el acompañamiento: iva pri–

mero el elarin de su Excelencia, como es costumbre quando

sale en público. Luego iva la compañía de arcabuces de la

guardia del reyno con su capitan D. Pedro de Zárate, que

aunque enfermo, no se escusó de tan sanc_ta accion. Se–

guíanse muchos caballeros de la ciudad: luego iva el Con–

sulado, en forma de tribunal. Seguíanse el colejio real de

San Felipe

y

de San l\1artin, que tambien lo es,

y

a cargo

de los padres de la compañía ·de IESVS, en dos órdenes,

llevando el de San Martin al de San Felipe a la mano de–

recha, rematando éste con su retor.

~eguíase

la

U

niversi–

dad Real, precediendo los dos vedeles con sus ma9as atra–

vesadas al hombro,

y

detras dellos ivan los maestros y

doctores de todas facultades, con sus borlas

y

capirotes,

el último su retor. Seguíanse los dos cabildos eclesiástico

y

secular. Al cabildo eclesiástico en sede vacante antece–

día el pertiguero, con gorra

y

ropa negra de terciopelo.

Luego ivan los dos notarios públicos del juzgado eclesiás–

tico,

y

el secretario de cabildo. Seguíanse los racioneros,

canónigos y dignidades,

y

en último lugar, el señor doc–

tor don

Bartolom~

de Benavides, juez subdelegado de la

Santa Cruzada, arcediano, porque el señor m.aestro don

Domingo de Almeyda, dean de la santa iglesia de Lima,

no fué a este acompañamiento por estar falto de salud.

Al cabildo secular, que iva a la mano izquierda del ecle–

siástico, antecedían los maceros con gorras

y

ropa de da–

masco carmesí, con sus mazas atravesadas. Luego ivan los

oficiales del cabildo, luego los regidores

y

alguacil mayor

de la ciudad, los jueces, oficiales reales, administradores

de la real hacienda. Ivan detras de todos el capitan don

Pedro de Castro

I~azigui,

cabaJlero

del

Orden de Santia-