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LA INQUISICION
DE
LIMA
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El órden de traer ]os presos a la gradilla, para oir sen–
tencia encima della, la daba el Tribunal a Pedro de Valla–
dolid, familiar del Santo Oficio,
y
la llebaba al capitau don
Juan Tello, alguacil mayor, que estava sentado en medio
de la cruxía, en un escabel cubierto con un tapete cayrino,
de quien la recibía Juan de Yturgoyen, alcayde de las cár–
celes secretas, el qual con baston negro liso, sacaba los
penitenciados a oir sentencia.
".A
la segunda causa que leyó, pidió el Tribunal campa–
nilla de plata, que estaba en el bufete de los secretarios, y
éste al lado derecho del altar, con sobremesa de damasco
carmesí; cenefa de tela del mismo color, con flocadura de
oro, en que estaba el cofre de las sentencias, tinteros,
y
salvaderas de plata, para el uso de ambos secretarios
y
la
campanilla. Llevóla Pedro de Va.lladolid,
y
dióla al señor
don Juan de Mañozca, su señoría la ofreció al Virrey con
todo cumplimiento, para que andasse en él aC'.ortar de la
letura de las causas
y
lo demas,
y
su Excelencia, como tan
gran señor, retornando la cortesía, bolvió la can1panilla al
Tribunal. .Prosiguiéronse las sentencias, que en suma son
como se siguen.
nCAUS.ASY SENTENCIAS, POR COMUNICACIONES DE CÁRCE–
LES.-!.
Francisco Hurtado de Valcazar, natural de la
villa de Escalona, en el reyno de Toledo, vecino desta
ciudad, viudo, familiar del Santo Oficio y prÍlnero de la
Inquisicion de Toledo,
y
ayudante del alcayde de las cár–
c'eles secretas, por aber dado lugar a que se comunicassen
los presos dellas, llevando papeles de unos a otros,
y
assí–
mismo trayéndolos de personas de afuera a los de adentro,
dejándose ·cohechar. Salió al auto, en forma de penitente,
en cuerpo, sin cinto, ni bonete, con vela verde en las ma–
nos, condenado a destierro desta ciudad
y
cinco leguas
al rededor, por quatro años,
y
que le fuesse quitado el tí–
tulo ele familiar; túvose atencion a su mucha edad, y assí
no se le dieron mayores penas.
112.
Juan de Canelas Albarran, mestizo, natural del
Cuzco, de oficio platero, vecino
y
casado en esta ciudad,
porque viviendo pared en medio de las cárceles, dió lugar
a que por diferentes aposentos de su casa tratassen
y
co–
municasen algunas personas con los presos de las dichas