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CAPÍTULO XVIII

117

del Santo Oficio: delante ivan las cruces en la forrna dicha,

acompañadas de los c'uras, sacristanes

y

clérigos, en co–

pioso número. Seguíanse los penitenciados de menores de–

litos, hechiceras, casados dos veces. Luego los judayzantes,

con sus sambenitos,

j

los que avían de ser

a~otados,

con

sogas gruessas a las gargantas; los últimos ivan los rela–

xados en persona, con corozas y sambenitos de llamas

y

demonios en diversas formas de sierpes

y

dragones,

y

en

las manos cruces verdes, n1énos el licenciado Silva, que

no la quiso llevar por ir

~ebelde:

todos los clemas llevavan

velas verdes. I van los penitenciados uno a uno, en medio

de los acompañantes, y por una vanda y otra dos hileras de

soldados que guarnecían toda la procession. .Detras de los

reos iva Simon Cordero, portero de la Inquisicion, a caba–

llo, llevava delante un cofre de plata, pieza curiosíssima

y

de valor, iva cerrado con llave,

y

dentro las sentencias

de los culpados; rematavan la procession Martín Diaz de

Oontreras, secretario mas antiguo, a caballo, con gualdra–

pa de tercipelo,

y

el capi tan don Juan Tello de Sotoma–

yo{, alguacil mayor de la Inquisicion,

y

el secretario Pe–

dro de Quiros, que llevavan en medio al secretario Martín

Diaz de Contreras.

11

Caminó la procession por la calle que tuerce hasta la

del monasterio de monjas de la Concepcion,

y

desde allí

baxó derecha hasta la plaza, que prosiguió por junto a los

portales de 1os sombrereros, hasta llegar cerca de la calle

de los Mercaderes, siguiendo el camino por muy cerca del

portal de Escribanos, de donde se fué apartando para lle–

gar a la puerta de la escalera del cadaha1so, que estuvo

cerrada hasta entónces, la cual abrieron quatro familiares

que la guardaban,

y

subieron los penitenciades en la for–

ma que avían venido,

y

se sentaron en los lugares que les

estaban señalados en el cadahalso.

·

11Por las calles por donde passó la procession fué tanto

el nún1ero .de ger..te que ocurrió a ver los penitenciados

que no es posible su1narla: baste decir que cinco dias ántes

se pusieron escaños para este efecto,

y

detras dellos tabla–

dos por una banda y por la otra de las calles, donde esta–

ba la gente dicha,, fuera de la que

avi~ ~u,

los balcones

y