Previous Page  336 / 382 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 336 / 382 Next Page
Page Background

314

LA INQUISICION DE LIMA

ces habia ejecutado, sin que nadie le saliese al atajo,

iba imponiendo sus arbitrariedades por donde quiera que

caminaba; i para no referir mas de un caso de éstos, que

por

aqu~l

tiempo tuvo cierta resonancia, dejaremos que

cuente sus percances a uno de los mismos agraviados.

Fué éste un caballero llamado Diego Vanegas, natural

de Sevilla, establecido en aquella época en el Cuzco. nEs–

tando yo, refiere, en la

dic~ha

ciudad, por la n"avidad pasa–

da del año de noventa y cuatro, y aviendo llegado a ella el

dicho ynquisidor, que iba de passo a visitar el Audiencia

de los Charcas, en un dia del mes de diciembre de dicho

año, pnsada la dicha pascua, estando yo e:ri. conversacion

con Diego Escudero y Francisco de Urena Callejo, veci–

nos de la -dicha ciudad, junto a la plaza pública de ella,

sobrevino un J oan García de Fernan Gil, criado de don

Francisco de Loaysa, cuyo huésped era el dicho ynquisi–

dor, y llegó a decirnos que era muy grande el poder de un

ynquisidor,

y

que no le tenia el mundo tal, pues por ha–

berse atravesado de palabras el licenciado Parra, estando

en

1~

dicha ciudad, con un criado del dicho ynquisidor, .

sobre un asiento, le habia hecho traer ante sí y le había

dicho que era un gran bellaco, guitarrero, perro de judío,

ensambenitado, y le habia de hazer.... , y sobre todo esto

se babia n1andado llevar a la cárcel y echarle de cabeza

en un cepo,

y

por que yo le respondí al dicho Juan Gar–

cía que aquellas eran cosas que allí no gustábamos de sa–

berlas, ni él tenia para qué decirlas, pues rÍo se

1?

pregun–

tábamos, ni lo queríamos saber, y el respondió que él nos

las quería decir,

y

sobre ello tuvimos palabras

y

él se fué

a quexar dello

a~

dicho ynquisidor, me mandó llevar ante

sí con Camargo, familiar del Sancto Oficio,

y

un .A.ntonio

Rodríguez, que vino en su compañía, los quales me lle,7a- ·

ron a la posada del dicho ynquisidor, y en llegando, me qu-i

taron las armas, diciendo que tenian aquella órden, y entré

sin ellas ante el dicho ynquisidor, el qual rne preguntó lue–

go si le conocía, y habiéndole respondido nsí, señor, que V.

es el señor ynquisidor Ulloa, tan principal caballero com0

todo el mundo saben, me replicó, nqué-decís, bellaco, con–

fesso, yndio, perr·o, cómo decis vos que no quereis saber

lo que yo hago, de si es vuestro amígo el bellaco, que