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CAPiTULO XIII

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ramento sobre una cruz, y me hizo :firnlar un papel por

fuerza, sin que yo lo leyese, ni entendiese lo que

contenia~

y me mandó que fuese e11 su seguimiento hasta Potosí,

y

por el camino me fué haciendo caricias, y asentándome a

su mesa, a fin de que no tratase mas del negocio, y mandó

a su secretario me digese de su parte y aconsejase que yo

fuese con la voluntad del dicho ynquisidor,

y

n1e haria

dar en que yo pudiese ganar treinta o cuarenta mil

duca~

dos, y porque yo no condescendía con él, mandó al dicho

ynquisidor poner preso y con grillos en la cárcel pública

de , la dicha ciudad de Potosi, donde estuve preso mas

de quatro n1eses,

y

de allí me llevaron por su mando a

Santa Cruz de la Sierra, que es una frontera de yndios de

guerra, doscientas leguas de Potosí,

y

por su órden me

envió don Pedro Osores de Ulloa, tiniente del capitan

general,

e~tregándome

como soldado condenado por tres

años a estar y servir en la dicha frontera,

y

si no, que los

cumpliese en galeras,

y

aunque pedí testimonio no me lo

quisieron dar,

y

el dicho don Pedro me envió con dos al–

guaciles con grillos, públicamente por las calles de la di–

cha villa del Potosí y me llevaron hasta Misque, adonde me

rescibió don Antonio Troche de Vallejo, teniente decapitan,

adonde estuve preso

y

con grillos muchos dias; y aunque

me sulté de la cárcel, me volvieron a prender a voz de Yn–

quisicion, herido de un flechazo, que me d1eron por pren–

der,

y

de· allí me volvieron a llevar con mucha guardia

y

con grillos, hasta otras cinquenta leguas, adonde me huí y

solté y estuve tres dias escondido sin comer ni beber, por

que no había agua en el camino, y vine. cuatrocientas le–

guas fuera de camino milagrosamente hasta la dicha ciu-

. dad de los Reyes, adonde dí cuenta dello a vuestro virrey,

y con su licencia y de los ynquisidores de aquella ciudad,

me partí y vine a esta corte con mucho gasto y costa.

15 11

Siguió Ulloa entendiendo en la visita, hasta que tenién–

dose noticia i comprobaeion en el Consejo de Indias, se–

gun creemos, de su conducta, se mandó al licenciado Ce–

peda, presidente de la Audiencia de la Plata, que hiciese

notificar al inquisidor que si por entónces no tenia termi-

15.

Querell:z de don Diego Vanegas, etc.