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INQUISICIÓN DE CHILE
Cristóbal Sánch ez, calcetero, natural de Aya–
monte, denunció de sí de que tratando con ciertas
personas de cómo se contaba de que él había te–
nido cuenta carnalmente con una mujer que con
un su cuñado también la habia tenido, dijo que
aunque él hubiera tenido cuenta con la tal mujer
no era pecado, y que lo afirmó entendiendo que
no era pecado de parentesco ó de incesto .
Marcos Rodríguez, platero, natural de Santiago
de Chile, se denunció ele haber afirmado que ha–
cía Dios cosas que no estaban bien h echas, y de
que dijo á cierto hombre: «fornica en esta vida,
que lo que dejáredes de fornicar , lo pagaréis en la
otra
<Í.
tizonazos.))
En su descargo alegó que lo primero lo había
dicho porque le contaron que una persona lo afir–
mó así en la Nueva España; y que po r lo que toca
á
la fornicación, que si lo dijo, pedía
á
Dios per–
dón.
Fabián Ruíz de AguiJar, chantre de la Catedral
ele Santiago, acusado por dos testigos de haber di–
cho, estando en el altar, revestido : «alabado sea
Cazalla,)) y referido sus cosas; y que decía que los
clérigos no podían ser casados, que era herejía; y
asimismo está notado este reo de solicitante, aun-
indias, por lo que dice ésta: ad,·iértase mucho en ello, y así se pro–
signe.n
García ele Yelasco, según información de sus servicios que existe
en el ArchiYO ele India. , pas6
á
Nicaragua en 15'18,
y
en seguida al
P erú, donde fué cura y vicario de Yarios pueblos, con cuyo motivo
apremli<J la lengua de los indios ele aquel país,haciéndose, además,
recomendable como eclesiástico «pulido
y
limpio, hábil en el canto
llano é canto de órgano é latín.» Consta que ya en 1573 servía el cu-
rato ele la Serena.
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