CAP. XI-VARIOS PROCESOS
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El licenciado Calderón, teniente general del rei–
no, fué acusado de várias cosas, que ninguna re–
sultó ser tocante al Santo Ofieio.l
Una mujer acusó á Juan Paez de que estando
amancebado con ella> le dijo
mucha~
veces que
no hiciese aquello con su comadre, porque era
cristiano,
y
él le respondía que hiciese lo que le
pedía, que no era pecado, y esto pasó estando los
dos solos.
Pedro de Mondragón, natural de Sevilla, habi–
tante en Santiago de Chile, denunció de sí que
con ocasión que con importunidad le decía una
persona que rogasen
á
otra cierta cosa, pidió que
no le rogasen á la dicha persona lo que pedía, por–
que no era Dios parte para que lo hiciese.
Pedro de Prado, sillero, estante en Santiago,
den unció de sí ante el comisario que afirmaban ha–
ber él dicho que daba al diablo la misa> y que no se
acordaba de ello. Examinado un testigo que se
halló presente, dijo haber dicho el reo con cierta
ocasión, «váyanse con el diablo ellos y su misa.»
Antonio Núñez, testificado de haber dicho, mi–
rando
á
una cruz que estaba cerca de una casa
suya que tenía en el campo, á ·cuyo pié habían
enterrado un muchacho indio cristiano: «¡oh! cruz,
cruz, tengo ele desterrar de ahí esa cruz,»
y
que
después de allí á pocos días la quitó ele allí y la
puso en otra parte.
'De casados dos veces fueron denunciados; Inés,
negra libre, Francisco ele Ojecla, Francisco de Mo–
rales Mondragón, Diego Lorenzo y Francisco de
l Véase más adelante en el cap. XVIII lo que hubo á este res–
pecto.