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INQUISICIÓ)l DE CHILE
tando su mujer para morir y consolándole del1o
un su amigo, había dicho : «cierto, no me podía
venir en esta Yida cosa que tanta pena me diese
como su muerte, ó no me podía hacer Dios más
mal que tanta pena me diese en esta vida como
su muerte,» ó una de estas dos cosas, y no se acor–
daba cual de ellas fué.
Lucía de León, mujer de Juan Pérez Gavilán,
habitante en la dicha ciudad de Santiago de Chile,
denunció de sí ante el Comisario de que tratando
de algunas cosas que parescían mal hechas que
usaban los vecinos de Cuyo con sus indios, había
dicho que acaso dirían aquellos vecinos como el
del refrán «en este mundo no me veas mal pasar
que en el otro no me veras penar,» y que lo dijo
inocentemente y sin malicia.
Fray Antonio de CarYajal, de la Orden de San
Francisco, testificado de una mujer ante el dicho
Comisario por lw.berla persuadido en el propio acto
de ]a confesión á que le fuese tercera con otra mujer.
Contra Juana de Soto, mujer de un Pizarro, que
reside en los reinos de Chile, de cosas de hech izos
y supersticiones.
Un testigo contra Garcés de Andrada, soldado ,
porque diciéndole uno que caminase, había res–
pondido que no se lo dijese por que renegarÍa de
Dios, y vol viéndole á decir _que caminase por el
lado del sol, había dicho que no se lo volviese á
pedir otra vez porque renegaría de Dios y de sus
sanctos .
Inés del Caboy acusada de ciertas cosas que no
se refieren porque los contestes dicen no haberlas
oído.