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LA INQUISICIÓN
tes, ausentes, como de difuntos, por manera que la
c,verdad se sepa y los malos sean castigados y los
buenos y fieles cristianos conocidos y honrados y
nuestra santa fe católica augmentada y ensalzada; y
para que lo susodicho venga á noticia de todos y
que ninguno de ellos pueda pretender ignoranéía, se
manda publicar. Dada, etc>> .
Y para deslindar perfectamente sus atribuciones
y suprimir desde ese momento las que hasta enton–
ces habían competido á los obispos, el Rey dirigió
á .éstos la siguiente real cédula, en la que les adver–
tía: «Y porque podría acontecer que en vuestras
diócesis, resultando algunas cosas tocantes á nues–
tra santa fe católica y al delito de la herejía, vues–
tro 'provisor y oficiales se entrometiesen á cono–
cer de dicho delito
y
procediesen contra algunas
personas sospechosas ó infamadas del dicho crimen,
é hiciesen contra ellas procesos, y de esto podrían
resultar incon'\renientes; vos rogamos y encargamos
que vos, ni vuestro provisor y oficiales no os entre–
metáis á conocer de lo susodicho; y que las infor–
maciones que tenéis ó tuviéredes de aquí adelante
tocantes al dicho delito y crimen de la herejía las
remitáis al inquisidor ó inquisidores apostólicos del
distrito donde residiesen los tales delincuentes, para
que él 6 ellos lo vean y hagan en los tales casos jus–
ticia: que en los casos que, conforme á derecho, vos
é vuestro provisor debáis ser llamados, los dichos
inquisidores vos llamarán para que asistáis con
ellos, eomo siempre se ha hecho y se hf),ce; y no se
haga otra cosa en manera alguna, porque así con–
viene al servicio de Dios, nuestro seilor, y á lo eon–
trario no se ha de dar lugar.»
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Esta real cédula fu é publicada por Solórzano Pereira,
'De In-