DOCUMENTOS
XLIII
por ella ha venido á España tanto mal
y
tanto tra–
bajo
y
valiera más que no se hobieran ordenado));
y
que comía
y
cenaba el reo dentro · de una iglesia,
teniendo casa donde poderlo hacer; y que dió á
cierta persona una iglesia para que viviese en ella;
y
que comía carnes en viernes
y
en vigilias, estan–
do sano
y
bueno, después de haber sido castigado
por ello, entre las demás cosas, por el dicho Obispo;
y
que había mandado pregonar públicamente en
cierta ciudad de las de
S!.l
gobernación que la india
que sirviendo
á
uno se casase con un indio que sir–
viese
á
otro, que no los dejasen vivir juntos,
aur~que estuviesen casados en haz de la santa madre
Iglesia,
y
que ningún indio se casase con una in–
dia de otro sin su licencia;
y
que era hechicero
y
juntaba en su casa indias hechiceras
y
otras muje–
res que lo eran, para que le dijesen las cosas que
habían en España
y
las que había en el Pirú y en
otras partes.
CONFESIÓN DEL REO
Y respondiendo á la acusación, dijo que se rete–
ría al- proceso que el Obispo le había hecho,
y
no se
acordaba haber cometido delicto después acá,
y
que
él no estaba impenitente, porque le prendieron por
el Rey
y
no por la Inr1uisición,
y
se quejaba de
que el Presidente
y
oidores de los Charcas no cas–
tigaban á los que le habían preso por el Rey, pues
él no le había deservido;
y
que era verdad que ha–
cía cierto ensalmo sobre las heridas, andando en la
guerra, no habiendo cirujano que las curase,
y
dijo
las palabras de él, que no tienen cosa supersticiosa;
y
que curabq,
d~
c;haridact el dolor de l;;¡,s ml)ela,s c;on
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