XLIV
LA
INQUISICIÓN
otras ciertas palabras que
d~o,
y
que así había di–
cl;w que le habían dado por libre;
y
que se había que–
jado de un su letrado que le había hecho confesar
algunas cosas que él no había hecho
y
que lo hizo
por quitarse . de pleitos, que creía que algunas de
ellas tocaban á hechicerías, que nunca en su vida
las hizo ni consintió;
y
que había desarmado á las
personas que enr.ontró que salían de Tucumán,
y
por
apaciguar la tierra
y
tenerla toda en quietud
y
paz
había mandado dar el pregón;
y
que, llegado que fué
á Santiago del Estero, había dicho á los vecinos ele
aquella ciudad que se había holgado ele una sola co–
sa, porque les decían allá que le habían de hacer
y
acontecer el Obispo
y
aún el
Presiden~e,
y
ya él es–
taba allá
y
no había salido verdad ninguna cosa de
las que lehabian dicho;
y
todo lo demás negó, dando
evasiones
y
salidas á todo, de manera que no había
delicto.
Después de esto, antes que el negocio se resci–
biese á prueba, en otra audiencia dice Arrieta que
hizo presentación el reo de doce pliegos de papel es–
critos ele letra del alcaide
y
firmados de su nombre;
no consta por el proceso cuando se le dió este papel,
aunque están señalados de una rúbrica que parece
ser ele Arrieta,
y
no presentó más de dos hojas
y
aún
.no media ele otra escritas.
·
En este escrito dice el reo que algunos ele los tes-
tigos son sus enemigos
y
dala razón de ello,
y
dice
que él no es impenitente,
y
que corrüa carne los vier–
nes
y
cuaresma con licencia de los médicos, que se
la tenían dada por sus indispusiciones,
y
que, demás
de tenerla, pidía liceneia al vicario ó cura donde se
hallaba, con tener asimismo licencia de Su Santi–
dad para poderla comer. Después de esto
1
el fiscal
pi-