EN EL RÍO DE LA PLATA
13
tor,
y
á
introducir
y
entablar en ellas el evangelio
y
culto divino, se encargó
y
cometió
á
sus primeros
obispos por el Cardenal de Toledo, iriquisid0r ge–
neral, que procediesen en las causas. de fe que en
sus distritos se ofreciesen, no sólo por la autoridad
ordinaria, que por su oficio
y
dignidad los compete
como
á
pastores de sus ovejas, sinó también por la
delegada de inquisidores apo;;tólicos que él les daba
y
comunicaba, si entendiesen que esto les podía
importar en alguna ocasión ... ))
1
Cuando en los ailios de
1524
pasó por la Espaíiola
de viaje para México el franciscano Fr. Martín de
Valencia con algunos cornpaüeros, el padre Córdo–
ba, que aún era vivo, U$ando ele su carácter de in–
quisidor general de Indias, le nombró comisario del
Santo Oficio en Nueva Espa.íia, eargo que de hecho
ejerció, aunque con bastante moderación, si hemos
ele creer
á
un ant·iguo cronista.
2
Hubo de cesar Va–
lencia en su cargo inquisitorial · cuai1clo llegó
á
Mé–
xico la misión ele frailes dominícos que lle•.raba Fr.
Ma.rC'Os Ortiz, en vista de que el puesto de comisario
de la Inquisición se consideraba anexo
á
las funcio–
nes de los prelados de Santo Domingo, quienes, en
1.
Solórzano Pereira,
Politica l1tdiana,
t.
Ir,
pág.
204.
En confirmación de las palabras que preceden podemos citar el
caso de don Alonso 1\'lanso, primer obispo de la isla de San Juan,
inquisidor apostólico general en Indias, en cuyo carácter libró, con
fecha
3
de marzo de
I533,
un mandamiento al obispo de la Isla Fer–
nandina, avocándose el conocimiento de cierta causa contra el li–
cenciado Vadillo, en la·que se le babia declarado por excomulgado,
sin haberle llamado ni 01do,
invocando su
carác~er
de inquisidor
general en aquellas islas.
Doc. iné:;titos de Indias,
segunda série, t.
IV, pág.
312.
Véase en l_a pág. 307 de ese 111ismo volumen el extracto
de un documento análogo.
2.
Remesa!,
Histo1"ia de
la v1·ovincia de Chiapa
y
Guatem-ala.
lib. II, cap. II, número
1.
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