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LA INQUISICIÓN

del alcaide, declaró contra el reo bachiller Francis–

co de Silva, en esta ciudad de los Reyes, en 29 de

Julio de 1627 años,

y

dijo que el día de la Madalena

próximo pasado, habían metido en la casa dEl dicho

alcaide, unos alguaciles, á un preso de Chile, que

es el reo, y que en dos ·horas que estuvo con él la

testigo, en tanto que venía el dicho alcaide, la dijo

que no creía en Cristo, nuestro bien; que era idola–

tría

y

ídolos adorar las imágenes,

y

mirando una

cruz que la testigo tenía al cuello, en un rosario,

dijo qu e no creía en ella,

y

qtie Cristo era de palo,

y

si fuera lo que los cristianos decían, resplandeciera;

cribimos aqui un fragmento de la relación de la causa que le si–

guió el Santo Oficio,-que es también una buena muestra de los

embustes tenidos por hechicería, que tan comunes eran en·tonces

en el Perú,-y que dice así:

«María Martinez, mulata, esclava, natural de Vega, en el reino

de Portugal. fué

testificada ante el Obispo electo de Santiago de

Chile, comisario de la ciudad de la Plata, en

2

de Abril de

162S

años, de doña Antonia de Figueroa, viuda, de edad de veintitrés

años, la cual dijo que la dicha Maria Martinez la iba á visitar

porque se habla enamorado del la, y que un dia estando juntas, la

testigo y Ana de Figueroa, su hermana, habla tomado la reo una

canastilla de sauce, y con unas tij eras habla hecho cruces sobre el

hueco de ella, y llamaba

á

Satanás

y

Barrabás, diciendo: «Satán,

ven

á

mi llamado»,

y,

conforme aliado izquierdo

ú

derecho que

volvía la canastilla, hacía eh juicio y decía cosas secretas

y

ocultas,

dando

á

entender que! diablo se lo decía, al cual llamaba dicien–

do

qu~

era su vida

y

;;us ojos,

y

decía que traía

u~

diablo familiar

'en la mano donde se sangran del hígado; y que habla pedido un

cubilete de vidrio, con vino, sobre el cual hab la echado tres bendi–

ciones,

y

que pasito había dicho las palabras de la consagración,

de las cuales la tes tigo había oído

co1·pus meum,

y que preguntán–

dola qué palabras eran aquellas que decía, había respondido la reo

que eran las palabras de la consagración, y acabadas de decir, de–

cía que veía en el vino todo lo que quería saber de cosas ocultas,

y

que, si en algo de lo que decía no acertaba, era porque la testigo

no quería creer al diablo, el cual se enojaba y no quería que acer–

tase,

y

que, si lo creyesen, jamás dejarla de decir verdad;

y

que una

vez habla dicho la oración de Santa Marta la reo, trayendo brasas