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LA INQUISICIÓN
la confesión, ni á la hóstia consagrada en la misa
por verdadero Dios, como los cristianos la tienen,
ni por 11ecesaria la misa. Mandósele que se persig–
nase y santiguase·y dijese las oraciones de, la ley de
Jesucristo, y habiendo hecho mucha resistencia y
exclamado
y
dicho que· no le parase perjuicio en la
guarda de su ley de Moisés, se persignó, santiguó
y
dijo las cuatro oraciones, errando, y los manda–
mientos, y no supo más; y declaró ser casado con
doña Isabel de Otáñez, natural de Sevilla, y que te–
nía en ella una hija,
y
la había dejado preñada al
ti€mpo de
Sl.J-
prisión, y dijo que la causa de su pri–
sión era por ser judío, como lo tenía dicho, y que
sólo con su padre
y
hermana doña Isabel se había
'comunicado en la ley de Moisés,
y
que ella le había
acusado al comisario del Santo Oficio de Santiago
de Chile; y habiéndosele hecho la primera monición
canónica, se remitió á sus declaraciones.
«En 27 de Julio del dicho año de 627 se le hizo la
segunda monición,
y
dijo que había guardado los
sábados, conforme lo manda la ley de Moisés, por
parecelle inviolable, como los demás preceptos de–
Ha, y mandarse así en uno de Jos capítulo, del Exo–
do, que refirió de memoria;
y
que siempre había
rezado el cántico que dijo Dios á Moisés en el Deute–
ronomio, cap. 30, que comienza
Audite creli quce lo–
quor,
y lo escribió todo de su letra, diciéndolo de
memoria. en la audiencia.;
y
escribió también el sal–
mo que comienza.
ut quid Deus requiristi in jlnem;
y
otra. oración muy larga que comienza.
Domine
Deus, omnipotens Deus, patrum nostror·um Abra–
ham, Isaac et Jacob,
y refirió otras muchas oracio–
nes que rezaba con intención de judío.
«En audiencia que pidió, voluntariamente, en 5