EN EL RÍO DE LA PLATA
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de Agosto de dicho año, dijo que había dos años,
que por cumplir con el precepto que dió Dios en el
Génesis, cap. 17, que refirió de memoria, se había
circuncidado el reo
á
sí mismo con una navaja, en–
cerrándose á solas en un aposento, en la ciudad de
Santiago de Chile, con la cual había cortádose el
prepucio,
y
lo que no había podido cortar con la na–
vaja lo cortó con unas tijeras,
-y
que luego se había
curado con clara de huevo
y
algunos ungüentos,
estando ausente su mujer;
y
dijo más, que para
persuadir
á
su hermana doña Isabel la ·observancia
de la ley de Moisés, la había dicho muchas cosas,
y .
entre ellas, que Jesucristo
y
sus secuaces se habían
condenado, porque habían sido transgresores de los
preceptos de Dios, y que la ley de Jesucristo se ha–
bía introducido por medio de la idolatría,
y
que en
Roma fué la primera tierra donde se introdujo, por–
que los romanos eran muy inclinados á ser idóla–
tras;
y
que lo que decían los cristianos del misterio
de la Trinidad
y
haber en Dios tres personas, no
era ansí, porque Dios era sólo uno, conforme á lo
que enseña Moisés
á
los hijos de Israel en el cánti–
co
audite cceli;
y que había persuadido á la dicha su
hermana que guardase los sábados por fiesta de la
ley de Moisés, y que hiciese los ayunos de la expia–
ción del 10 de Septiembre, y que los ayunos habían
de ser con aflixiones corporales, como lo manda
Dios en el Deuteronomio,
y
las aflixiones eran cili–
cios, dormir en el suelo, no comer carne, ni comer
en todo el día hasta la noche, salida la estrella, y
que para persuadilla había traídola muchas autori–
dades de los salmos y profetas, que escribió de su
letra, muy menuda, en dos planas, y que se los ha–
bía declarado en romance á la dicha su hermana, la