EN EL RÍO DE LA PLATA
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llevasen los calificadores para que le declarasen los
capítulos de la Biblia y dudas .que había propuesto
en los cuadernos que había dado, que eran muchos;
y habiéndose llamado los dichos calificadores en 26
de Junio del dicho año y tenido con el reo la duo-–
décima disputa, que duró tres horas, se quedó en
su misma pertinacia.
«Después de lo susodicho, fué juntando el reo
mucha cantidad de hojas de choclos de maíz que
pedía le diesen de ración, en lugar de pan, y de ellas
hizo una soga, con la cual salió por una ventana
que estaba cerca del techo de su cárcel, y fué á las
cárceles circunvecinas que están dentro de la pri–
mera muralla, y entró en dos dellas, y
á
los que
estaban presos les persuadió á que siguiesen su
ley; y, habiéndose entendido, se recibió información
sobre el caso, y lo declararon cuatro testigos, pre–
sos, que estaban dos en cada cárcel, y se tuvo con
el reo audiencia, y lo confesó todo de plano, y que
el celo de su ley le había movido á ello, y dijo que
á
los dos de los dichos presos les babia reducido
á qt)e siguiesen su ley
y
les habia dado cartas para
que cuando saliesen de la Inquisición las llevasen
á la Sinagoga de Roma, que en ella, por ellas, les
harían mucho bien; y refirió .otras comunicaciones
que había tenido con los dichos presos, que el uno
lo estaba por dos veces casado y el otro haberse ca-
sado siendo fraile profeso .
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«Antes que comenzase esta Inqtlisición á enten–
der en las prisiones de
la
complicidad del auto de
23 de Enero de 639, permitió Dios que este reo en–
sordeciese de resultas del ayuno de ochenta días
arriba referido, porque, á no estar sordo, no dejara
de alcanzar algo de los muchos presos que había