EN EL RÍO DE LA PLATA
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saberse de donde los había, y los pegaba con tanta
sutileza y primor que parecían hojas enteras, y ios
escribía con tinta que hacía de carbón, y el uno tenía
ciento tres hojas y el otro más de ciento, firmados
de una firma que decía ccHeli Judío, indigno del Dios
de Israel, por otro nombre Silva;)) y dijo que por
descargo de su conciencia entregaba aquellos libros,
porq_ue tenía ciencia y sabiduría de la Sagrada Es–
critura, y que no le habían satisfecho á las dudas
que había puesto á los dichos calificadores .
ccEn
1."
de Diciembre del dicho año de 638 pidi-ó
el reo audiencia y suplicó en ella que un cuadernito
de cinco hojas que escrioió,-el cual se remite con
esta relación, para que se vea, poniéndole á la cla–
ridad, el modo que tenía en pegar los papeles y la
letra que hacia con tinta de carbón,-se enseñase á
los calificadores, que si le convencían el entendi–
miento con razón, .se sugetaría y seguiría la fe cató–
lica; y en 9 de Diciembre, por toda la tarde, y 10
del dicho, por la mañana, se tuvieron con el reo dos
disputas muy largas, en las cuales quedó más per–
tinaz que antes.))
Llegaba ya el día 23 de Enero de 1()39 en que se
iba á celebrar el auto en que tendrían fin, aunque
de una manera horrible, los padecimientos de Mal–
donado de Silva. Doce largos años de cárcel inqui–
sitorial no habían logrado quebrantar la entereza que
desde el primer momento manifestara. Las torturas
que sufriera habían podido trocar su euerpo en un
montón de huesos, revestidos de <<pellejo,)) como
decian sus verdugos; pero sus convicciones eran
todavía las mismas.
Dióse lectura á las sentencias de l9s demás reos,
hasta llegar
á
los que habían de ser relajados en
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