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LA · INQUISICIÓN
ley que guardaban los cristianos era la ley justa,
buena
y
de graeia; respondió el reo que los que de–
cían que eran cristianos se iban al infierno,
y
que no
había más' que un solo Dios á quien debí-an el ser
que tenían
y
á quien debían adorar, porque -adorar
imágenes era idolatrar ·y que Dios había mandado
antiguamente que no adorasen imágenes de palo,
porque era idolatría
y
el decir que la Virgen había
parido á Nuest'i.·o Señor era mentira, porque no era
sinó una mujer que estaba casada con un viejo y se
fué por ahí
y
se empreñó
y
no era virgen:
y
todo lo
susodicho se lo dijo el reo
á
la testigo su hermana.
para que fuese de su opinión
y
parecer;
y
que des–
pués de haberse vuelto de los baíios á la ciudad, po–
sando la dicha doña Isabel con el reo su hermano, la
dijo que cómo no estaba en su aposento,
á
que no le
respondió nada la testigo,
y
un día·le puso un papel
en el aposento del reo, en que le decía la dicha doña
Isabel que por amor de Dios que se apartase de aque–
llos malos .pensamientos
y
que por ningún caso ha–
bía de creer lo que la decía; y que habiendo leído el
papel el reo, un día la dió otro á la dicha su her–
mana, diciéndola que viese lo que allí la decía y le
di(jse la respuesta dentro de tres días,
y
que la tes–
tigo tomó el dicho papel por no disgustat' al dicho
su hermano que la sustentaba y daba lo que había
menester,
y
sin leerlo lo quemó; y que la dijo más
el dicho su hermano, que él se confesaba en la Com–
pañia de Jesús,
y
que había ya un año que no se
confesaba, porque no había de decir sus .pecados a
un hombre como él sinó á Dios,
y
que los sábados
se habían de guardar por fiesta; y que quién pensaba
que era Cri-sto sinó un hombre comedor y bebedor
que se andaba en bodas; y que todo lo susodicho lo