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LA INQUISICIÓN
pués de su prisión
á
consolalle en el trabajo en que
·se hallaba, diciéndole para eHo algunas razones,
á
que respondió el reo que amigos habían sido, y que
le pedía que le guardase el secreto en lo que le que–
ría decir, y era que había·muehos años que guarda–
ba el reo la
l~y
de Moisés, y que hallando capaz y
de buen entendimiento
á
una hermana suya llamada
doña Isabel; y de
quien.lehabía venido todo su daño,
la persuadió .que guardase la ley en qt1e había muer.
to su padre; y que escandalizándose el testigo de
oir al reo semejantes palabras, le dijo que, sin duda,
estaba loco y fuera del juicio que Dios le.había dado;
á
que respondió el reo que no estaba loco sinó sano
y bueno, y que pensaba vivir y morir en la ley de
Moisés, porque Cristo, hijo de Joseph, no era el '
Mesías, porque su madre no era de la casa de Da–
vid; y satisfaciéndole el testigo con lugares de laSa–
grada Escritura, y teniendo entre los dos muchas
demandas y respuestas, le dijo el reo que el testigo
tenía muy vistas Ias respuestas que le había dado,
y que el reo estaba desapercibido,
y
que pensaba
morir en
l~.
ley
[en
J
que había muerto su padre; cou
lo cual el testigo se había salido escandalizado; y
volviendo en otra ocasión el testigo
á
querer disua–
dir al reo de su mal intento, trayéndole para ello
lugares de la Sagrada Escritura, dijo el reo que no
había lugar en toda la Escritura que dijese ser tres
las Divinas Personas,
á
que le satisfizo el testigo y
dijo que mirase que su padre, del reo, se había arre–
pentido y muerto como buen cristiano, y el reo dijo
que su
padr~
había temido los tormentos y la aspe–
reza de la muerte, dando
á
entenderque había muer–
to en su ley y que se la había enseñado al reo. Ra–
tificóse en plenario ante honestas personas.