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LA INQUISICIÓN
medio mucho-s despoblados y tierra de indios de
guerra,
y
sería menos dificultoso tractarse los di–
chos negocios desde Sevilla)).
1
En el Consejo no encontró, sin embargo, acep–
tación esta idea, limitándose por toda respuesta á ex–
presar á los ministros de Lima que «hicieran ló que
pudieran». En esa virtud, ·anunciaban dos años más
tarde que ccpara el Río de la Plata y Tucumán tene–
mos hecho los despachos muchos dias ha: no se han
enviado por no haberse ofr®cido mensajeros: enviar–
los hemos
con brevedad».z
Mientras tanto, y sin duela á falta dé comisario ,
aparece que el olJispo del Río ele la Plata D. Pedro
Fernández de la Torre había procedido á encausar
á otro conquistador no menos célelJre que Aguine,
Felipe de Cáceres. No hay constancia del delito que
éste cometiera para ser enjuiciado con nombre de
inquisición, pero sí sabemos que haciendo juntos el
' -viaj-e á Es pana juez y reo, Fernández de
la
Torre
falleció en San Vioente y que Qáceres fué entregado
al Santo Oficio en Sevilla.3
Por esos rnismo.s días había e11traclo en funciones
el comisario ele Córdoba, estrenándose, en
1579,
con
el proceso ele Diego ele Padilla, estante en aquella
ciudad, testiflcaclo ele haber dicho que creía en Dios
y
en Nuestra Sonora
y
en Abraham y on Moisés.
c<Hem , que un clía ele ayuno, convidando á este reo
que comiese ele unos requesones, dijo que ya había
hecho él collación, que mal hobiesc el día de ayuno>>.
Fué mandado prender con secuestro de bienes.
1.
Carta de Cerezuela
y
Gutiérrez de U!loa, de
18
de Marzo de
1575.
2.
Id. de último de Febrero de
1577.
3. Carta del
c:~nónigo
de la Asunción don Alonso de Segovia, 19
de Enero de
!58o.