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114

LA INQUISICIÓN

habría cumplido en manera alguna los propósitos

con que se le instituía. Mas, la dificu1tad estribaba

en que ni aún en la misma ciudad de Los Heyes

podía encontrar personas medianamente idóneas

para tales puestos. De los doce y más clórigos que

por aquél entonces allí había, «no se hallaba, .·egún

decía, .uno capaz de quien poder echar mano». «¿,Qué

será, añadía el fiscal Alcedo, en las demás ciuda–

des donde no hay sinó dos,

y

en mnchos lugares

uno~>>

1

Por ese entonces en el vasto territorio de las Pro–

vincias del Río de la Plata apenas s i habían sido

fundadas las ciudades de Mendoza, San Miguel de

Tucumán

y

la Asuución. Buenos Aires no había

sido aún refundada.

Calcúlese, e1l vista de ello, si era fácil á los inqui–

sidores ele. Lima nombrar comisarios en esos pue–

blos.2 A esta

d~ficultad

de enco1itrar peesonas ade-

1.

Carta al Consejo de 12 de Junio de 1S70.

2.

Como era de esperarlo, pronto hubo el Tribunal de verse en

el caso de enjuiciar

á

sus propios comisarios. El \'isitador D. Juan

Ruiz de Prado tuvo que dedicar

á

esta tarea gran parte de su tiem–

po. Entre

e~os

comisari0s que entonces fueron procesados debemos

recordar aquí

ú

uno que interesa espec;ialmente al Rio de la Plata:

nos referimos al de Cochabanba, siendo los cargos que resultaban

contra él de tal calidad, según afirmaba el visitador, "que no se po–

día pasar por ellos, [si bien] no me pareció_que la ten ian para hacerle

\'enir trescientas leguas,

y

ansi porque sosprché alguna pasión en

Jos testigos, remití los cargos que se le hicieron, que fueron catorce,

para que se Jos diesen

y

recibiesen sus descargos

y

se me enviase

todon. Servía ese destin<> el célebre autor de

La Argentina

Martín

del Barco Centenera,

y

para no estampar aquí sinó algunas de las

acusaci0nes que aceptó la sentencia librada contra él en 14 de

Agosto de 1Sgo, por la cual fué condenado en privación de todo oficio

de Inq uisici0n

y

en doscientos cincuenta pesos de multa, diremos

que se le probó haber sustentado bandos en la villa de Oropesa

y

valle de Cochabamba,

á

cuyos vecinos trat11ba de judios

y

moros,

yengándose de los que se hallaban mal con él, mediante la autori-