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LA INQ
ISICIÓi'l"
con orden al sargento mayor para qu e lo hiciese eje–
cutar. Toda esta orden se dló con cajas el día antes
de la víspera como bando de guerra, y en el mismo
D. Francisco Vanegas, cabo de las galeras, dió otra
para que las galeras e tuviesen apercebidas y los
soldados y gente de mar en ellas .
«Viernes, día antes de la: Yíspera del auto, llarna–
ron los seüores inqui sidores á la gen te más granada
y
principal del lu gar y de los que de fuera habia.n
venido, y repartieron treinta y cuatro Yaras, y á los.
demás les dij eron que el domingo al amanecer acu–
diesen
á
la Inquisición, adonde se les dirí a la ocu–
pación que habían ele tene r,
encareciénclol e~
mucho
la honra. que el Santo Oficio hacia á los que a í ocu-
paba.
·
«El Sábado por la maüaua amaneció el tablado
aderezado y colgado como lo había ele e tar el do–
mingo,
y
los capitanes iodos con sus banderas
y
cuerpos el e guardia en la plaza; ya que ello estaban
jun tos, la música, que estaba arriba en el tablado, co–
menzó á sonar con mucho concierto,
y
htego la ar–
cabucería de todas las banderas, á un mismo tiem–
po·, dió una gran carga-las Lanclera fueron seis
in
la del presidio--y esperando el tiempo que basta
para cargar de nuevo lo
a rcabuce
)
ali ó el f?Stan–
darte de la fe en público, acompañado ele los seüo–
res inqui sidores, fiscal y demás ministros, y con
grande ruido de chirim ía y trompetas
y
ele la cajas
y
pífanos de las banderas se enarbo ló, y luego al
mesmo punto dió la infantería segunda rnciada más
apretada, abatiendo jun tamente las banderas sus al–
féreces: fué una de las cosas más grandiosas que se